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Trasplantes de órganos de cerdo: qué se sabe del paciente que murió y qué falta para hacerlos en Argentina

Algunos expertos en salud creen que después de la invención del diagnóstico por imágenes, las vacunas, los antibióticos, el hallazgo del ADN y los anticuerpos monoclonales (por reducir injustamente una lista mucho más larga), el próximo gran hito de la medicina van a ser los xenotrasplantes. Es decir, los trasplantes de órganos y tejidos no humanos a –justamente– humanos. Sin embargo, tras la muerte de uno de los pacientes que hace poco había recibido un riñón de cerdo genéticamente modificado, ¿hasta qué punto esta promesa se sostiene como tal?

En los últimos dos meses, no una sino dos personas con insuficiencia renal severa recibieron riñones de cerdos modificados genéticamente. Hasta principios de mayo, la salud de ambos progresaba bien y uno podía preguntarse cuándo la Argentina alcanzaría este tren. ¿Tiene sentido preguntárselo ahora?

El paciente cuyo fallecimiento se difundió este fin de semana tenía 62 años y había sido operado en el Massachusetts General Hospital, institución que «todavía no reveló las causas de la muerte«, explicó Adrián Abalovich, cirujano, investigador y docente de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), jefe de Emergencias del Hospital “Eva Perón” de San Martín, coordinador de la Comisión de Xenotrasplantes de la Sociedad Argentina de Trasplantes, miembro de la startup Crofa Biotech (abocada a este tema) y un indeclinable optimista del futuro de los xenotrasplantes, «aun cuando fracasen los primeros intentos», algo que consideró «lógico y esperable».

Algo de ese optimismo quizás encuentre cauce en la segunda de las intervenciones mencionadas. Es el caso de Lisa Pisano, una mujer de 54 años de Nueva Jersey, que (en un intento científico superador) recibió, hace tres semanas, no solo el riñón sino un fragmento del timo del mismo cerdo. ¿El objetivo? Generar una mayor tolerancia inmunológica, ya que el timo es un pequeño órgano que produce linfocitos, «soldaditos» que en este caso deberían jugar a su favor.

Para Abalovich, es esa la dirección en la que se mejorarán, a su tiempo, los xenotrasplantes: a través de una edición génica que disminuya lo más posible las incompatibilidades. Porque mientras más se avance en esa dirección, menos debilitados quedarán los pacientes, ya que recibirán menos medicación inmunosupresora.

Lisa Pisano, tras el xenotrasplante de riñón de cerdo que le hicieron el 12 de abril de 2024 en Estados Unidos. Foto: APLisa Pisano, tras el xenotrasplante de riñón de cerdo que le hicieron el 12 de abril de 2024 en Estados Unidos. Foto: AP«No tengo datos precisos, pero no sería raro que este paciente hubiera fallecido por una infección, considerando las enfermedades de base de este paciente: diabetes, hipertensión e insuficiencia renal», estimó, y luego aclaró: «En cuanto al desarrollo futuro del xenotrasplante, soy totalmente optimista, justamente porque uno puede modificar genéticamente al dador de órganos».

Por supuesto las primeras experiencias no suelen ser sencillas, reforzó: «Procedimientos como estos nunca fueron exitosos de entrada. En medicina, como en otras actividades, se va aprendiendo de la experiencia y si uno se remonta a los primeros trasplantes de hígado, en 1963, esos pacientes fallecieron todos. Hubo que esperar más de tres años para que cambiara la técnica, aparecieran nuevos inmunosupresores y se mejorara la histocompatibilidad».

De animales a humanos, xenotrasplantes en la mira

Se dice que el xenotrasplante será un antes y un después, pero –con una mano con el corazón– no solo es un procedimiento que cuesta naturalizar sino que a muchos les puede generar rechazo mental. Incluso, algún asomo de repulsión.

La última es una sensación que no corre para estos pacientes, enfatizó Abalovich. Hablamos de cirugías que están autorizadas por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos) como «recurso compasivo», es decir, cuando la vida de la persona pende de un hilo y no queda nada más por hacer.

Lejos de las famosas fases de investigación clínica, son pacientes cuya salud es tan mala que no califican como candidatos para un trasplante convencional. Previo firmar el correspondiente consentimiento informado, el xenotrasplante se les presenta como una esperanza final. Por duro que suene, de esa esperanza los investigadores aprenden.

Si el futuro es prometedor, quizás valga la pena preguntárselo: ¿Cuánto falta para que estas mismas experiencias se hagan acá, tanto con pacientes locales como con cerdos modificados genéticamente y criados en estas pampas?

Trasplantes de órganos de cerdo en Argentina

Sin contar el uso de válvulas cardíacas de cerdo, que en realidad son una suerte de prótesis (“y no formalmente xenotrasplantes”, aclaró Abalovich), en el registro local, hubo una sola experiencia de trasplante de cerdo modificado a pacientes argentinos. Sin embargo, esto no debería generar “falsas expectativas” sobre los tiempos que podría llevar incorporar una línea de cirugías como las iniciadas en Estados Unidos, remarcó.

Segundo de izquierda a derecha, Adrian Abalovich, investigador de la UNSAM y especialista en xenotrasplante, con su equipo de la start-up Crofa Biotech.Segundo de izquierda a derecha, Adrian Abalovich, investigador de la UNSAM y especialista en xenotrasplante, con su equipo de la start-up Crofa Biotech.Esa única experiencia tiene una década, ya: “Fue en el Hospital ‘Eva Perón’ de San Martín, y lo que hicimos fue xenotrasplantar a 22 pacientes con diabetes 1, que recibieron islotes de cerdo, unas estructuras que producen insulina”.

Aclaremos que el páncreas tiene no menos de un millón de esos “islotes”, unos pequeñísimos (de un tercio de milímetro) sensores de azúcar que producen insulina cuando el azúcar sube en el cuerpo.

Como los pacientes con diabetes tipo 1 rechazan, en forma autoinmune, los islotes, lo que hicieron los expertos fue traer desde Nueva Zelanda islotes de cerdos modificados genéticamente y se los trasplantaron.

El resultado “en un sentido, fue excelente porque ningún paciente se enfermó de virus del cerdo, pero en cuanto al control metabólico del azúcar, fue variado. Algunos estuvieron cerca de revertir la diabetes; otros tuvieron resultados buenos; y otros no tuvieron cambios”, aclaró.

De esta experiencia hay que rescatar dos conceptos clave, que explican por qué no se están haciendo «ya mismo» xenotrasplantes en Argentina: 1) la cuestión de que los pacientes no se enfermaron de virus de cerdo (por las condiciones de bioseguridad) y, 2) el tema de que estos animales estaban genéticamente modificados.

Cuánto falta para que se puedan hacer xenotrasplantes en Argentina

Abalovich estimó que “por lo menos requerirá cinco años empezar a incursionar en estas prácticas en el país, siempre hablando de usar cerdos modificados y criados acá”.

En ese sentido se expresó también Pablo Stringa, veterinario e investigador del Conicet en el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos. Explicó que “todavía estamos un poco lejos porque hacer xenotrasplantes exige una infraestructura realmente muy importante”.

Si bien opinó que, “si se puede hacer con seguridad para los pacientes, los xenotrasplantes serían una solución para disminuir al máximo la lista de espera que hay”, consideró que «Argentina va a llegar, siempre y cuando haya políticas decididas a ahondar en estos temas”.

“El trasplante es algo costoso y la tecnología que se requiere para que haya animales que puedan aportar sus órganos a la especie humana requiere muchísima inversión. No sé si es una inversión que se pueda recuperar, pero sí sería un servicio para la comunidad”, evaluó.

La inversión, como se decía arriba, tiene dos frentes. Por un lado, dijo Abalovich, “llevar adelante lo que tiene que ver con los cerdos genéticamente modificados, algo que en Argentina ya se está haciendo”.

Cómo son los cerdos genéticamente modificados de Argentina

“Los investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA ya tienen un cerdo modificado y en la Unsam va a haber uno el año que viene, con ocho modificaciones genéticas que protegen contra reacciones inmunológicas y temas de coagulación, entre otros. Pero va requerir años de estudios preclínicos y de organismos reguladores antes de poder usarse”, contó Abalovich.

Rick Slayman, el primer paciente en recibir un xenotrasplante de riñón de cerdo genéticamente modificado. Foto: Massachusetts General HospitalRick Slayman, el primer paciente en recibir un xenotrasplante de riñón de cerdo genéticamente modificado. Foto: Massachusetts General HospitalMuchos se estarán preguntando por qué hay que modificar genéticamente los cerdos, y la respuesta es que de ese modo «el paciente no rechazará el órgano a los cinco minutos”, aclaró el cirujano, en alusión a lo que en la práctica llaman knock out de genes. Una suerte de «derribamiento» de genes que –como si fueran interruptores– es necesario «apagar».

En el caso de Lisa Pisano, la paciente que recibió un xenotrasplante de riñón en Nueva Jersey, “el cerdo tenía knock out en un gen clave del cerdo que produce un antígeno… un azúcar que la mayoría de los humanos rechazaríamos porque tenemos anticuerpos dirigidos contra él. El knock out justamente ‘apagó’ el azúcar en cuestión para evitar un rechazo hiperagudo”.

Ahora bien, “una cosa es generar cerdos modificados genéticamente y otra cosa es poder usarlos en humanos”, se sinceró Abalovich.

Es que “los cerdos tienen que estar ligados a ciertas condiciones de bioseguridad”, lo que internacionalmente se conoce como condiciones “pathogen free” (libres de patógenos). “El desarrollo de un establecimiento así lleva su tiempo. Por eso digo que, con viento a favor, en menos de cinco años difícilmente se pueda lograr algo así”, evaluó.

Y para que se empiecen a hacer xenotrasplantes en Argentina, hay que sumar algo más: la cuestión regulatoria.

En este punto, aclaró, el camino hacia los xenotrasplantes ya fue trazado: “La Anmat (el organismo regulador de medicamentos de Argentina), el Senasa (el de control de sanidad animal) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (ahora, Secretaría de Bioeconomía) están trabajando en una regulación seria sobre xenotrasplante. Creo que es muy positivo que el Estado haya comenzado a elaborar regulación que, cuando se avance con esta práctica, le dé seguridad a los pacientes”.

Para Abalovich –un entusiasta de lo suyo– “así como la penicilina y los anticuerpos monoclonales fueron grandes hitos, el xenotrasplante puede cambiar la historia de la medicina. Solo en Estados Unidos hay 500.000 personas en diálisis. Si el día de mañana tienen riñones de cerdo disponibles, será un boom”.

PS – MG

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