Aunque la descomposición parece total tras las últimas dimisiones, todas con duras críticas a la dirección estatal, Podemos se resiste y busca recomponerse para recuperar peso en Madrid. La formación de Ione Belarra prepara el terreno para lanzar a Isa Serra, actual portavoz de Podemos nacional, al rescate del partido en la región. Un último intento para revitalizar un equipo que se ha quedado descabezado y se ha ido desintegrando en los últimos meses, antes incluso de que desapareciera por completo de la Asamblea de Madrid el pasado 28 de mayo.
El aterrizaje de Isa Serra, según algunas voces del partido, se produciría «en tándem con Tito Morano», un histórico de Podemos que lleva en el partido desde los orígenes y que, junto a Serra, entró en 2015 en el parlamento autonómico cuando los morados irrumpieron con 27 diputados, los mismos que tiene ahora Más Madrid.
Ambos pertenecían a la corriente anticapitalista hasta 2018, cuando salieron por su desacuerdo a no competir contra Íñigo Errejón en las primarias que le ratificaron como candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid. Poco después, tras la salida de Errejón para fundar Más Madrid, Serra fue designada la candidata de los morados para enfrentarse electoralmente con Más Madrid, pero fue inhabilitada para ejercer un cargo público por un delito de desorden público y eso le llevó a dejar el acta en 2021, cuando entró como asesora en el gabinete de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad, puesto que ha desempeñado hasta la salida de los morados del Gobierno.
Después de un año en las filas del oficialismo, tanto Serra como Morano son considerados como parte del reducidísimo núcleo de decisión de Podemos. Se han mantenido firmes en el apoyo a la dirección nacional mientras las bajas se iban sucediendo en los últimos días en Madrid. El partido ha sufrido «demasiadas vendettas», apunta un miembro del partido en Madrid, «y no han sido políticas sino personales».
El goteo de salidas no ha hecho más que aumentar en las últimas semanas, aunque en la ejecutiva evitan cualquier reflexión y defienden que son «casos aislados». Alejandra Jacinto, candidata en la Comunidad de Madrid; Luis Nieto, coordinador municipal en la capital; y Jesús Santos, líder de Podemos en la Comunidad de Madrid, son salidas a las que este lunes se sumaron las de Roberto Sotomayor, candidato a la Alcaldía de Madrid en mayo, y su mano derecha, la exdiputada y exportavoz morada en el parlamento autonómico, Carolina Alonso.
Tras la desbandada, Podemos deberá ahora crear una gestora en la capital que pilote el relevo y dirija el proceso de primarias. La ejecutiva es quien elige discrecionalmente a sus miembros, y se prevé que el órgano esté compuesto por afines a Serra como Jacinto Morano o Víctor Valdés.
Tourné madrileña
Desde hace meses el nombre de Isa Serra se ha planteado en la cúpula como una opción para liderar Podemos en Madrid y una manera de tener bajo control a la federación más activa del país, y cuya militancia supone alrededor de un tercio de los votos en los procesos internos. «Para controlar el partido hay que tener bien atado Madrid«, reflexiona un dirigente de la formación madrileña. A esto se unen las crecientes diferencias de la dirección morada con el hasta ahora coordinador del partido, Jesús Santos, más partidario de tender puentes con Yolanda Díaz. Desde el entorno de Serra evitan confirmar el salto alegando que «ni siquiera se han abierto los procesos internos» de primarias para designar a sus dirigentes.
El lanzamiento de Serra a Madrid viene gestándose desde hace meses, periodo en el que la dirigente, junto a su mano derecha, Tito Morano, ha recorrido distintas localidades y zonas de la región. Una actividad que se ha intensificado, apuntan fuentes moradas, a partir del descalabro de Podemos en la capital, donde no logró entrar ni en la Asamblea ni en la capital. Fue llegado este punto cuando la dirección morada habría tomado la determinación de situar a un miembro de su ejecutiva a pilotar la federación en Madrid, ciudad que en 2014 fue la cuna de Podemos.
Ya en la carrera por las generales, Serra se centró en hacer campaña en la Comunidad de Madrid; más tarde, cuando Podemos anunció el debate con la militancia de su nueva hoja de ruta, la dirigente mantuvo numerosos encuentros con la militancia en San Fernando de Henares, el distrito Fuencarral, Chamberí o el Retiro. El pasado octubre fue Serra quien presidió, junto a la secretaria general del partido, Ione Belarra, el encuentro de Podemos con su militancia en la Comunidad de Madrid. Un acto en el que Santos no figuraba en el cartel.
Hoy hemos tenido un encuentro de @PODEMOS Comunidad de Madrid para fortalecer nuestro proyecto político y llevarlo más lejos, conquistando más derechos sociales.
Gracias a @ionebelarra y a la militancia por el debate, el compromiso y la entrega, siempre 💜 pic.twitter.com/mck5YgJcE6
— Isabel Serra🙋🏽♀️ (@isaserras) 7 de octubre de 2023 Fuentes de la formación madrileña apuntan a que el goteo de salidas se ha producido en buena medida por el intento de la dirección de «ganar espacio» en la federación, a base de «hacer el vacío» a sus principales dirigentes, que primero discreparon internamente y después, ante el trato sufrido, decidieron abandonar la formación. «Ya nadie coge el teléfono, ni responde a los mensajes, se actúa y decide en pequeños grupos de decisión, algunos parece que sobramos, las distancias se agigantan con la dirección estatal de Podemos», resumía en su carta de dimisión Roberto Sotomayor, el que fue candidato de Podemos a la Alcaldía de Madrid el pasado mayo.
Goteo de bajas
En las últimas semanas el goteo de bajas en la formación madrileña ha sido constante. Y todos comparten un factor común: el desacuerdo con la manera en que la cúpula de Podemos ha gestionado la relación con Yolanda Díaz, a quien declararon una guerra abierta el pasado abril, cuando dieron plantón a Díaz en el lanzamiento de Sumar en Magariños. Jesús Santos o Alejandra Jacinto fueron dos de las figuras que internamente abogaron por buscar un acercamiento y evitar el choque público. Una posición que, lejos de ser escuchada, terminó por degradarles en el partido.
La marcha de Jesús Santos era algo que ya tenían asumido en Podemos, tanto en la dirección como entre la militancia. «Jesús estaba fuera antes incluso de las municipales», explica Pedro Vigil, que aspiraba a ser candidato de la formación en Fuenlabrada hasta que Santos lo impidió. Su reflexión, de hecho, es que las quejas del ya ex responsable de Podemos en la región y de otros tantos que lamentan que la dirección estatal tome sus decisiones sin contar con ellos es solo la misma medicina que ellos recetaron. Y sugiere que su marcha ha sido forzada: «Acusan a nacional de lo que ellos han hecho en regional. A la misma situación, misma respuesta». Es de las pocas justificaciones que se han escuchado con nombres y apellidos a lo que hace el equipo cerrado que acompaña a Ione Belarra.
En cualquier caso, este veterano de la izquierda madrileña advierte de que Podemos tiene poco que hacer mientras no cambie su forma de hacer política y retroceda a sus orígenes, da igual a quién pongan al frente: «Podemos necesita más cuadros, en la Comunidad de Madrid al menos han vivido bajo el principio de Peter, todo el mundo escala hasta su nivel de incompetencia». Pero añade que el partido seguirá siendo insignificante si no hay modificaciones de raíz: «Si Podemos vuelve a tener los pies en la calle, se puede jugar un papel importante. Mientras no lo haga, no».