Las investigaciones realizadas desde Corea del Sur indican que varios funcionarios de Corea del Norte fueron ejecutados como resultado de la depuración de responsabilidades por las supuestas negligencias políticas en las inundaciones ocurridas en julio en Corea del Norte.
El dirigente norcoreano, Kim Jong Un, ya había anticipado duras medidas contra algunas autoridades en respuesta a los daños ocasionados por el temporal en las provincias de Jagang y Pyongan del Norte, donde se reportaron alrededor de 4.000 fallecidos y una importante porción de personas que debieron dejar sus hogares.
A finales de julio, Kim destituyó a su ministro de Seguridad Pública y a varios funcionarios regionales, mientras que los servicios de Inteligencia surcoreanos están investigando posibles ejecuciones, tras detectar ciertos indicios, según la agencia de noticias Yonhap.
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Los medios oficiales de Corea del Norte captaron al dictador en áreas afectadas por inundaciones, pero hasta ahora no han comunicado medidas de represalia, a pesar de que previamente existieron este tipo de ejecuciones.
El dictador decidió no aceptar la asistencia internacional y dispuso el traslado de alrededor de 15.000 personas desplazadas a la capital, mientras que se estima que la reconstrucción de las áreas afectadas llevará entre dos y tres meses, según la agencia de noticias AP.