Jesús Ángel García Bragado (Madrid, 17 de octubre de 1969) es el único atleta que ha sido capaz de participar en ocho ediciones de los Juegos Olímpicos. Un récord histórico que le hace ser merecedor del segundo capítulo de la serie documental CAMPEONES de HONOR, realizada por SPORT-Prensa Ibérica con la colaboración de la empresa de telefonía HONOR. Chuso, como todo el mundo le conoce, que se retiró a los 51 años tras Tokio’2020, es un ejemplo de longevidad inaudito en el mundo del deporte. Por eso se ha ganado, a lo largo de su dilatada carrera deportiva, el apelativo de ‘Hombre de mármol’.
“Puedo considerarme un privilegiado”, asegura Jesús Ángel García Bragado. “La marcha me lo ha dado todo. Me ha permitido llegar muy lejos, con una larguísima carrera deportiva, y me ha permitido ganarme la vida”, reconoce el atleta que participó en sus primeros Juegos Olímpicos, en Barcelona’92, con solo 21 años. No logró ganar nunca una medalla olímpica, aunque estuvo muy cerca en alguna ocasión: “Soy un poco inconformista y me habría gustado tener un palmarés mejor. Pero, mirando hacia atrás y viendo mis dos diplomas olímpicos y mis cuatro medallas mundialistas, tengo que reconocer que me siento muy satisfecho de mi trayectoria, de haber podido competir tantos años en la élite… Con el tiempo, lo valoras todo más”, reconoce el marchador que se inició en esta disciplina cuando entró a estudiar en el colegio Tajamar: “Yo era un ganador, quería ganar, y vi en la marcha una oportunidad para destacar”.
SUS OCHO JUEGOS
Hacer un repaso a la trayectoria olímpica de Jesús Ángel García Bragado es hacer también, un repaso a la historia del deporte y de las emociones. “En Barcelona fueron mis primeros Juegos y acabé en décimo lugar. Me supo a poco, porque todos teníamos mucha ilusión en esta cita olímpica, pero solo tenía 21 años…”, relata. En Atlanta’96, en plenitud física, con 26 años, se llevó su gran decepción al tener que retirarse: “Estaba pletótico de forma… pero fallé”. Y en Sydney’2000 cometió un error grave: “El sobreentrenamiento”. Acabó decimosegundo. Sus mejores resultados fueron en Atenas’2004 (quinto) y Pekín ’2008 (cuarto). “En los Juegos de Pekín pude hacer medalla porque dos de los atletas que supieron al podio habían utilizado sustancias dopantes”, relata un García Bragado que se siente moralmente medallista, aunque los dos tramposos no fueron descalificados como sucedió en otras disciplinas.
A Londres’2012 llegó físicamente muy tocado. Con 42 años había sido intervenido quirúrgicamente de la cadera y a duras penas pudo acabar la prueba en el puesto 17. “Me veía incapaz de continuar, pero enseguida empecé a pensar en Río’2016”. Todo el mundo creía que iban a ser sus últimos Juegos. De ahí, el extraordinario homenaje que recibió, por parte de toda la delegación española, en la villa olímpica. “Fue uno de los momentos más emocionantes de mi carrrera. Ver a tantos deportistas aplaudiéndome en un pasillo sin fin…”, recuerda. Acabó la carrera en vigésima posición y ya sonaba a retirada. Pero apostó por ir a Tokio’2020 por la decisión del CIOde eliminar la prueba de los 50 kilómetros marcha -”mi prueba”- del programa olímpico. “Me parecía una locura entrenar por el Besós a los 50 años, pero tenía tan claro el objetivo que los malos pensamientos me duraban apenas unos segundos”. En sus octavos y últimos Juegos acabó en el puesto 35. Pero eso era lo de menos. Había hecho historia. Para toda la eternidad…
Aunque su trayectoria ha estado marcada por estos ocho Juegos Olímpicos, sus mayores éxitos los logró en los Mundiales. Destaca, por su puesto, la medalla de oro en Stuttgart’93. Pero casi guarda mejor recuerdo de la plata de Berlín’2009, que ganó con 40 años, todo un hecho inédito que pudo celebrar delante de la puerta de Brandenburgo muy emocionado con sus dos hijas.
Hoy, García Bragado se dedica a la podología, su profesión, pero sigue entrenando casi cada día. “Si no lo hago, me falta algo”. Y también dirige a chavales jóvenes, que lo consideran una leyenda… Así le ve Álvaro Martín, el doble campeón del mundo en Budapest: “Es un ídolo. Una persona increíble”. Un CAMPEÓN de HONOR.