Mariano Navone pisó el polvo de ladrillo de Roland Garros e hizo historia, convirtiéndose en el primer tenista de la Era Abierta que debuta en un Grand Slam en condición de preclasificado. Ese hito histórico fue posible gracias a un 2024 soñado para el tenista argentino, que le ganó a Pablo Carreño Busta por 5-7, 6-1, 6-3 y 6-0 y estiró su aventura por París.
El nacido en 9 de Julio hace 23 años superó la primera ronda con una enorme demostración de mentalidad ganadora y buen tenis, ante un siempre peligroso Carreño Busta, ex 10 del mundo, ganador de cuatro títulos ATP y dos veces cuartofinalista en el «grande» francés. El bonaerense, 31° del ranking, logró recomponerse tras un set inicial adverso y liquidó las acciones con el pulso que viene marcando su carrera desde enero de este año. Y eso que hasta este martes, nunca había jugado un partido de cuatro sets.
«Es increíble todo esto. Es una locura lo que cambió mi vida en estos meses. Si pienso en dos años atrás, estar viviendo lo que estoy viviendo hoy es impresionante. Fue difícil, muy difícil. Toda la previa, el debut en un Gran Slam, mucha tensión… No sabía qué iba a pasar. Pero traté de abstraerme, de estar lo más tranquilo posible y enfocarme en lo que me decía mi equipo», comentó con una enorme sonrisa en charla con ESPN.
«Sabía que Pablo no venía jugando, lo que se notó, y el partido largo me iba a favorecer. Pero yo jugué por primera vez en mi vida cuatro sets, con un rival que fue top 10 y al que había mirado mucho en la tele. Fue difícil bajarlo del poster», afirmó.
Vale recordar que Carreño no disputaba un torneo del circuito mayor desde febrero del año pasado por una lesión en el codo derecho que hasta lo obligó a pasar por el quirófano. Por esa larga inactividad, quien ganó el bronce en Tokio 2020 cayó hasta el 1.049° escalón del podio.
Quizá producto de los nervios lógicos, Navone tardó en entrar en ritmo. Lo mejor se vio después de que el español de 32 años sacara ventaja con un quiebre en el sexto game para quedar 4-2. La Navoneta (como lo apodan sus amigos) respondió con un contra-quiebre inmediato, repitió el break poco después y se adelantó 5-4. Pero cuando sacó para el set en el décimo game, hilvanó cuatro errores no forzados y le regaló el break al español, que le robó otra vez el servicio en el 12° (en otro juego muy errático del argentino) y cerró el parcial.
El argentino tomó las riendas del partido en el segundo capítulo. Tras quebrar en el primer game y ceder su saque en el segundo, ganó cinco juegos consecutivos y marcó el 6-1, con un tenis agresivo y más preciso que en el set anterior. Ese envión le permitió llevarse también el tercer set, donde recuperó un quiebre en contra y liquidó con mucha frialdad apoyándose en su saque, para apretar el puño con el 6-3 que lo dejaba arriba.
El cuarto fue un trámite de apenas 25 minutos y 6-0, ante un Carreño que ya no opuso resistencia a partir del tercer game, después de perder su servicio y desperdiciar cuatro puntos de quiebre que lo dejaron 0-2 abajo: apenas ganó tres puntos de los últimos cuatro games.
En la próxima ronda deberá cruzarse con el checo Tomas Machac, 34° del mundo, que viene de dar la sorpresa en Ginebra cuando le ganó en semifinales a Novak Djokovic, obteniendo el mejor triunfo de su vida y avanzando diez puestos en el escalafón mundial. En París, arrancó con un triunfo por 7-6 (7-3), 6-4 6-3 ante el portugués Nuno Borges.
Navone se convirtió en el primer jugador en debutar en un Grand Slam en condición de preclasificado desde 1968, cuando se inició la Era Abierta del tenis mundial.
Navone hizo historia en el Grand Slam francés. Foto EFE/EPA/YOAN VALATSí hubo cinco que fueron preclasificados en sus segundos «grandes», entre ellos Guillermo Pérez Roldán, que lo hizo también sobre el polvo de ladrillo francés en 1988, cuando fue el 15°, tras haber debutado el año antes en ese mismo certamen como 51° del mundo; y Alberto Mancini, quien entró como 13° al Major parisino de 1989, luego de disputarlo en la previa temporada como el 65°. Los otros tres fueron el estadounidense Peter Rennert en Australia 1979; el canadiense Felix Auger-Aliassime en Wimbledon 2019; y el ruso Aslan Karatsev en París en 2021.
En este 2024 de «primeras veces», Mariano ya había tenido su estreno en un torneo ATP (en Córdoba); su primer triunfo y su primera final ATP (ambos en Río); y su primer cuadro principal y triunfo en un Masters 1000 (en Madrid). Además de su irrupción en el top 100, en el que se metió por primera vez tras aquel partido decisivo en el torneo carioca que perdió con Sebastián Báez. Primeras veces que a él le cuestan como a cualquiera, aunque no lo parezca.
«Las sufro. Porque todos somos seres humanos que sentimos. Y es muy difícil no sentir la tensión, los nervios… Después, alguno tendrá mejores formas de resolverlo que otros. Yo, desde que estoy más en el circuito ATP, me está sentando bien. Pero hubo una época que en los Futures me costaba mucho adaptarme y no me podía acomodar. Pero hoy estoy disfrutando de poder jugar Roland Garros. Siempre hago hincapié en disfrutar», contó.
Su debut en el Grand Slam francés fue doblemente especial para Navone. Porque en el estadio estuvo presente su familia, amigos y gente de 9 de Julio que viajó especialmente para la ocasión y no se cansó de alentarlo. «La Naveee, la Naveee», se escuchó durante un buen rato en el estadio después del cierre del partido.
«Se hizo una movida muy grande. Si alguna vez me decían que iba a generar esto en la gente, iba a contestar que ni loco. Así que hay que disfrutarlo. Es muy loco estar en un Grand Slam y que esté tu familia apoyando, aplaudiendo y sufriendo con vos. Esto es un momento del que nos vamos a acordar siempre», comentó.