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La primera semana de Javier Milei en el Gobierno: el teléfono rojo, los vetos de Karina y por qué ahora cobrará su sueldo de Presidente

«¿Cómo es ser Presidente? Yo digo que me conseguí otro trabajo en el que tengo que estar 16 horas laburando».

Javier Milei prefiere no conectar con el Sillón de Rivadavia como un político que accede al máximo cargo al que puede aspirar sino como un cambio en su rutina laboral que implica influir directamente en la vida de los argentinos. Todavía recuerda, con cierto regocijo, cuando al ganarse su lugar como diputado nacional, un periodista le marcó que no tenía posibilidades de hacer ni un mínimo cambio.

Sabe, al cabo de la primera semana, que cada uno de sus movimientos ahora será auditado de manera especial. Por caso, ya hubo objeciones por no sortear su dieta como Presidente, tal como hacía con la de legislador. «Ahora no puedo cobrar las conferencias ni recibir aportes, de algo tengo que vivir y pagarme mis gastos fijos», explica.

El look informal con el que se lo pudo ver en Casa Rosada también despertó atención. Su explicación es más personal que política: «Estoy 16 horas trabajando, no me aguanta la espalda si estoy con los zapatos». Así, durante varios días, se mostró con una campera negra deportiva y un pantalón cargo, con bolsillos a la altura de los muslos, y zapatillas.

Javier Milei en un vivo de Instagram en el que sorteó su último sueldo como diputado. Ahora dejará de hacerlo. Javier Milei en un vivo de Instagram en el que sorteó su último sueldo como diputado. Ahora dejará de hacerlo. El estilo informal sorprende incluso al personal de planta permanente que trabajó durante varias presidencias y recuerdan haber visto apenas «dos ó tres veces» a mandatarios con ropa casual en Balcarce 50.

Mario, uno de sus colaboradores que más cerca tiene de su despacho, intentó seguirle los pasos, al usar una gorra negra, totalmente fuera del protocolo. Tanto que el personal de la casa le pidió que se la quitara. La disputa la zanjó el Presidente, cuando lo advirtió: «Usá la gorra, deciles que fue con mi autorización».

Por las dudas, eso sí, Milei tiene a mano sus trajes, preparados por una marca muy conocida que se los obsequió antes de asumir. Sólo los usará, dice, para actos y ceremonias. «Los de rayas (con los que iba a los programas de televisión) me los tiró casi todos Kari, creo que pensó que iba a ponerme uno para la asunción y sólo me dejó uno».

Karina, su hermana, es todo y más para Milei. No sólo para sus decisiones en la vida sino también en la política. «Te podés pelear hasta conmigo, nos podemos decir cualquier barbaridad, pero con la única persona que no te podés pelear es con ella», le resumió a quien le consultó por el grupo de libertarios de la primera hora que lo acompañó en el armado del espacio y que hoy, incluso con cargos esperando a su dueño, no fueron convocados para integrar el Ejecutivo.

El mensaje de Javier Milei y la Vicepresidente Victoria Villarruel en el libros de Honor del Honorable Senado de la Nación.El mensaje de Javier Milei y la Vicepresidente Victoria Villarruel en el libros de Honor del Honorable Senado de la Nación.Uno de ellos es el legislador porteño y cofundador de LLA, Ramiro Marra, con quien el vínculo personal sigue siendo muy bueno, pero que quedó en el medio de una disputa que no protagonizó directamente. Por perfil e incondicionalidad, nadie descarta que en un mediano plazo pueda tener un lugar: «Pero tiene que recomponer con Kari», aclaran.

«El jefe» y el círculo de confianza

«El Jefe», como Milei la apoda cariñosamente y señal de reverencia a Karina, integra el tridente de personas más influyentes en el esquema de toma de decisiones del Presidente: en ese lote están el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro del Interior, Guillermo Francos, dos viejos conocidos de la Corporación América.

Un escalón más abajo, pero sólo por su extremo perfil bajo y porque su área la mantiene muy ocupada, está Sandra Pettovello, ministra de Capital Humano. «Es mi amiga», suele realzarla el mandatario. «Y también su confidente», agrega un hombre que conoce a la perfección el universo de confianza del mandatario. No sorprende que le estén preparando una oficina en la Quinta de Olivos.

Karina Milei es la persona de mayor confianza del Presidente.Karina Milei es la persona de mayor confianza del Presidente.Aunque el Gabinete es reducido, no todos los que se sientan en cada reunión son de extrema confianza del mandatario. Por caso, Belén Stettler, la flamante secretaria de Comunicación y Prensa. Oficia de delegada del estratega Santiago Caputo y recién está conociendo al mandatario, por lo que se vio obligada a extremar su recelo por la información que surge allí. «Es lo que fue Miguel Núñez a Néstor (Kirchner), la vocera muda», le dedica con algo de malicia otro integrante del Gabinete que aguantó sin soltar una palabra lo que se habló en las reuniones, «por respeto al Presidente», pero que alertó sobre la necesidad de cambiar el chip: «En época de crisis algo tenés que decir, si no hablan los de enfrente». En su equipo defienden a Stettler: «Casi no cruzó palabras con el Presidente y viene de escuchar que el que filtra info, le cortan la cabeza, ¿qué querés que haga?».

En rigor, es más un mito que realidad. «A Javier y Karina le preocupan que se mienta ú operen internas, no que se informe», retruca un libertario de la primera hora que accede al despacho presidencial con frecuencia. Incluso, el tema parece haberse resuelto, a pesar de Stettler y su jefe Caputo, que entiende el juego y se suelta un poco más, a pesar de que jura que no le gustan las cámaras.

Es que, advertido de la situación, Milei le encomendó su vocero Manuel Adorni armar un punteo con los ejes principales de cada cita, con la premisa de «no dar lugar a que se inventen cosas». El Presidente y Karina siguen de cerca lo que se dice en los medios y en más de una ocasión hicieron lo que Stettler debía hacer: escribirles a los periodistas para rectificar ó aclarar la información.

La mudanza a Olivos

El cambio es clave de cara a la mudanza a Olivos que hará el Presidente en los próximos días. Allí no sólo vivirá sino que también trabajará -al menos tres veces por semana- lo que restringirá un poco más el contacto con la prensa. Milei se instalará allí una vez que se complete la remodelación y que sus perros, Murray, Milton, Robert y Lucas, sus «hijos de cuatro patas» mastines ingleses, fruto de la clonación de «Conan», tengan su canil listo. Ese tema ocupa a Milei, que pagó de su bolsillo las obras para acelerar su desembarco en la residencia presidencial, pero que se demoraron por trabas burocráticas: «No me dejaban ingresar a una arquitecta que no fuera de la casa, decían que no se podía», exclamó, entre sorprendido e indignado. Casi una parodia mínima de lo que, dice, encontró en la economía.

Según el mandatario, Federico Sturzenegger tiene contabilizadas las regulaciones que detectó al elaborar su plan de reforma y modernización del Estado. «Hay 380 mil», asegura, en un cálculo que a muchos les resulta exagerado. Milei confía a ciegas en el ex presidente del Banco Central, otro hombre clave que incluso se metió en varias de las reuniones de Gabinete: «Es un genio», lo ensalsa.

Milei ve en ese DNU que va a firmar, con la eliminación de regulaciones que traban la economía, como una de sus grandes apuestas para dar señales a inversores, a la espera del plan de rebaja de impuestos que, promete, seguirá al «ortodoxo, de estabilización» que presentó Luis «Toto» Caputo esta semana. Jura que no es, «ni por asomo», lo que le hubiera gustado hacer. «Pero no había otra opción, no nos dejaron ni un dólar», refuerza en la intimidad. ¿La gente entiende eso?, fue una de las preguntas que le hicieron en la intimidad: «Ojalá que sí».

Por eso, puso énfasis en que se acompañe el esfuerzo de la gente con un recorte extremo de los gastos privilegiados de la política, que su administración estima en unos 3 mil millones de dólares. También les pide a sus funcionarios que sean cuidadosos con los gestos: por caso, tomó la decisión de acotar al máximo sus viajes. «Sólo algún tema impostergable», como el Foro de Davos, donde estará apenas diez horas.

«No es sólo el gasto. Aunque sea en la foto, voy a tener que sonreír, y no queda bien que lo haga mientras la gente la está pasando mal en Argentina», razona el Presidente, que recibe con asombro el interés que su figura captó en el mundo.

Lo sintió en las charlas que mantuvo con el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller británico David Cameron: habló casi una hora y media, cuando la canciller Diana Mondino ya se conformaba con que durara unos minutos.

Más allá de cuestiones políticas y económicas, con ambos abordó un tema que sus antecesores Mauricio Macri y Alberto Fernández usaron para conectar con otros mandatarios: el fútbol. Incluso, en una charla posterior, el francés lo invitó a jugar un partido en París. «Quería que atajara para su equipo, pero le tuvo que decir que no podía por la situación del país». Quedaron, de todos modos, en ir juntos a la cancha, cuando el contexto lo permita. Milei se vestirá de hincha del Olympique de Marsella, el club de los amores de Macron; y el francés se comprometió a hacer una escala pendiente en La Bombonera.

Con Cameron, quien le resaltó haber tenido el coraje de elogiar a Margaret Thatcher, Milei se apoyó un poco más en la música para romper el hielo. Y le confesó que de joven tuvo una banda tributo a los Rolling Stones.

Cameron lo invitó al Reino Unido y para tentarlo le prometió un encuentro con Mick Jagger, de quien es un viejo conocido. Horas después, un emisario del canciller hizo llegar un libro por los 60 años de la banda que Milei guarda como un tesoro en su despacho.

Entre tantos llamados de mandatarios internacionales quedó expuesto otro obstáculo con el que Milei se encontró en su primera semana: su intención de mantener su agenda de contactos frecuentes sin cambios.

El uso de su celular no lo negocia. Tanto que, en un momento de descanso, un presidente de un país importante le hizo reiterados llamados al «teléfono rojo» que le dieron el 10 de diciembre.

Pero el Presidente esquiva usarlo cuando deja su oficina y se refugia en la intimidad de su familia y de su amor, Fátima Florez.

Sin el celular de emergencia a mano y con el suyo de siempre en silencio (recibió más de diez mil mensajes la última semana) Milei tardó en percatarse de que lo estaban buscando.

El mandatario se rehúsa a seguir el consejo que le dieron y que aceptó hasta el propio Mauricio Macri, que cuando llegó al poder cambió el número. «No quiere perder contacto con los que estuvieron siempre y si les pasa el número a ellos, va a ser lo mismo», justifican cerca suyo. «Esto él lo vive como un cambio de trabajo: ¿quién cambia el número por cambiar de trabajo?», se preguntan.

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