Para las pymes industriales, la crisis todavía no tocó fondo. La recesión que hundió al mercado interno y achicó el consumo golpea a las pequeñas y medianas empresas, que prevén más suspensiones y despidos, con un recorte estimado de 300.000 puestos de empleo en 2024.
Así lo advirtió Industriales Pymes Argentinos (IPA) en un encuentro para la prensa, donde presentó el sexto informe de su Observatorio. A la caída en la producción –situación que podría revertirse eventualmente si se reactiva la economía–, se suma la apertura de importaciones, un cambio de paradigma que, según IPA, llegó para quedarse. De ahí, que vislumbran la continuidad de este complejo escenario.
El empleo privado se contrajo un 0,5% en marzo versus febrero. De acuerdo al relevamiento, equivale a una pérdida de 58.000 puestos de trabajo solo en los primeros tres meses del año, de los cuales 11.000 corresponden a pymes, generadoras del 66% del empleo formal nacional. Para la entidad, no hay una recuperación a la vista, por lo que anticipa que se sostendrá el derrumbe de las ventas en el mercado interno, con efecto directo en el empleo.
Las pymes anticipan que el empleo se verá severamente afectado. Foto: archivo“El desempleo será un problema grave en 2024. La demanda de trabajo no es solo un tema de costos, sino también de ingresos: las empresas contratan si necesitan producir y esperan vender más. El empleo se verá severamente afectado. No pensábamos que iba a ocurrir tan rápido, esperábamos que sucediera en julio o agosto”, alertó el presidente de IPA, Daniel Rosato, dueño también de una papelera y manufacturera.
En marzo contra febrero, la caída en los puestos de trabajo fue mayor en empresas grandes, de más de 200 empleados (0,6%) que en pymes (0,5%). No obstante, a nivel interanual la baja fue mayor en el segundo caso: 0,2% versus 1%. “Necesitan reducir costos laborales, dado que las ventas no justifican sostener los niveles de producción. Al contrario: la acumulación de inventarios es generalizada en casi todos los sectores”, destacó Rosato.
Caída de la actividad económica y de la industria
Tras seis meses consecutivos de caída, el nivel de actividad económica se sigue contrayendo. En marzo, todos los sectores industriales registraron números en rojo, algo que no sucedía desde abril de 2020 y que solo ocurrió en otros tres meses desde 2016 (en marzo y abril de 2019, y marzo de 2020). De los 16 sectores industriales analizados, cinco redujeron su actividad en más de un 30% interanual y dos lo hicieron por encima del 40% interanual.
En lo que va del año, la actividad se derrumbó al mismo ritmo que en el inicio de la pandemia. La industria manufacturera alcanzó en marzo el décimo mes consecutivo de caída interanual (21,2%, casi el doble que en diciembre, cuando fue del 12,8%) y el sexto de caída intermensual (6,3%). Cabe aclarar que el reporte tuvo en cuenta solo a pymes industriales, no a las comerciales que venden productos o servicios.
La actividad se derrumbó al mismo ritmo que en el inicio de la pandemia. Foto: archivo“Esto llevó a las empresas, primero, a resignar margen de ganancia; luego, a adelantar vacaciones y recortar turnos; y después, a suspender personal. Ahora, estamos en proceso de aceleración de despidos”, analizó Pablo Bercovich, director de la consultora Marca Pyme y exsubsecretario Pyme de la Nación del anterior gobierno, quien participó de la confección del estudio junto con el economista Martín Kalos, director de EPyCA Consultores.
“Todavía no vimos la peor caída del empleo. Hay casos donde la productividad es muy alta, con talento capacitado y máquinas iguales que plantas extranjeras, pero con una competitividad muy baja por la presión impositiva y los altos costos logísticos”, agregó.
La competencia con productos importados
Para Rosato, la crisis se profundizará en la medida que la importación de productos terminados sustituya la producción nacional. “Hay empresas que están prácticamente sin producir, que antes estaban operando al 20% o 30% de su capacidad instalada y ahora están en un 10%, como fabricantes de medidores de gas que ya compiten con los primeros contenedores que llegaron esta semana de China, que vienen sin ningún tipo de control técnico”.
“La apertura comercial y el aumento de los costos –que se acelerará por el encarecimiento de los dólares paralelos esta semana– representan una bomba de tiempo. El primer paso es ceder ganancias, el siguiente es recortar empleo”, agregó Rosato. Y reflexionó: “Sin un plan industrial, no hay posibilidades de sostener los puestos de trabajo. El problema no es solo coyuntural, genera un daño estructural. El desafío es minimizar el impacto”.
NE