El presidente Javier Milei pronosticó que marzo y abril serán dos meses muy difíciles para la población por el ajuste que lleva adelante y que promete profundizar.
El anuncio sobre que en enero el Gobierno logró un superávit fiscal dividió las aguas: el ajuste en el nivel de actividad y el enfrentamiento con el mundo sindical se profundizaron, mientras que la cara financiera empezó a mejorar.
Los mercados siguen levantándole el dedo a la gestión del ministro Luis Caputo que insiste en que el equilibrio de las cuentas públicas no es negociable. Las dudas giran en torno a si será sustentable.
La presión de los gremios estatales (transportes, docentes, etc.) va en ascenso y un interrogante medular es si el Gobierno tendrá que levantar el pie sobre el recorte de gastos: una cosa son los dirigentes de la «casta» y otra los bajos sueldos de los docentes, del personal de la salud o de la policía.
En Economía siguen convencidos de que la única respuesta posible es una baja de la inflación y, sobre ese punto, en la semana los pronósticos oficiales fueron cambiando: primero que febrero podría dar 10%, después que el número podría ser más cercano a 15%.
Cualquiera fuera el resultado, Caputo ya anunció que no tiene previsto otro salto cambiario para marzo (el dólar mayorista está en $ 839) demostrando la prioridad que le asigna a lograr una reducción sensible de la inflación.
Nada dijo sobre si piensa acelerar el ritmo de devaluación que está fijado, por ahora, en 2% mensual, claramente por debajo del ritmo de aumento del índice del costo de vida.
El Gobierno apunta a llegar a abril, cuando estarían entrando a pleno los dólares de la soja con el esquema actual de 2% mensual y manteniendo el «blend» de 80% de dólar oficial y 20% de contado con liquidación para las exportaciones.
La baja de los dólares libres (el blue en $ 1.085 y el CCL en $ 1.093) se fue forjando al calor de dos hechos: el blend aumentó la oferta en el CCL y el mercado siguió de cerca un dato clave: las compras de divisas del Banco Central.
Una regla de oro pero no escrita del mercado cambiario argentino sostiene que el precio del blue se tranquiliza cuando comprueba que el Central compra en la primera parte del año diariamente en torno de US$ 200 millones. Si la cifra es menor, la tensión aumenta.
¿Tiene sentido esa regla? base científica nula, pero en estas semanas se confirma al calor del buen resultado que en término de recuperación de reservas está logrando Santiago Bausili.
El presidente Milei aseguró que las reservas netas, que al asumir eran negativas en US$ 12.000 millones, ahora rondan los US$ 5.000 millones. Una mejora importante; la clave continúa siendo el monto de dólares de las exportaciones diarias.
Además está el cálculo de la consultora 1816 que publicó Ezequiel Burgo en Clarín que argumenta que si el dólar oficial se actualiza al 2% mensual hasta abril, el tipo de cambio será similar a los niveles pre Paso, antes de la devaluación a $ 350.
Mientras la actividad económica y el poder de compra de los ingresos caen, el costado financiero es el que acerca noticias positivas al Gobierno.
En febrero los bonos en dólares acumulan una suba promedio de 14% y lideran el ranking de recuperación de los títulos de los mercados emergentes superando entre 4 y 5 veces la suba de los otros países de la región, según un informe de la consultora Quantum.
La Argentina lidera la suba de ese segmento que arrancó a fines de octubre cuando los mercados presumieron que había llegado a su fin un ciclo alcista de la tasa en los Estados Unidos.
Así, la deuda argentina subió de precio y bajó su rendimiento de 31% a 21,7% aunque sigue pagando el rendimiento más alto de los emergentes con la excepción de Ucrania, que está en guerra, y ofrece 42,1% anual.
Pero la Argentina 2030, ofreciendo 29,4%, está muy por arriba de Kenia con 9,7%, de Pakistán con 15% o Ecuador que paga 16,8% anual.
La comparación vale para tener en cuenta que la Argentina no está sola en la recuperación y que la «sobretasa» que paga el país no es alta, es altísima.
Luego de su reunión con el presidente Milei, la segunda del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, dejó un comunicado sugiriendo «trabajar en forma pragmática para conseguir apoyo social y político también es fundamental para garantizar la durabilidad y eficacia de las reformas».
El FMI se suma así a algunas de las dudas importantes sobre el accionar del Gobierno que mantiene el mundo de los negocios.