El Gobierno ordenó empezar con los cortes de gas natural a la industria para evitar que haya apagones o faltantes de energía eléctrica a partir del fin de semana, como había anticipado Clarín.
Esto sucede por el frío polar que invadió los principales centros de consumo. La «demanda prioritaria» (hogares y comercios), a la que no se le puede cortar el gas, está utilizando entre 75 y 80 millones de metros cúbicos (m3) diarios, cuando en mayo habitualmente usa 45 millones.
Según confirmaron diversas fuentes del sector, desde el jueves empezaron los cortes a los contratos «firmes» (no interrumpibles) de la industria textil, maderera, cerámica, de jugos y plásticos, entre otras.
La falta de gas se había empezado a notar la semana pasada con los cortes a las estaciones de servicio de Gas Natural Comprimido (GNC) con contratos interrumpibles.
Este viernes al mediodía distintos directores comerciales de las empresas distribuidoras y transportistas estaban reunidos para decidir a quiénes le «bajaban la palanca».
El miércoles a la tarde, el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) le había mandado una nota interna a las compañías con instrucciones en caso de que el sistema entre en «pre-emergencia».
Si no se cortara el gas a estos usuarios ante un faltante de producto y una caída en la presión de los gasoductos, deberían empezar los cortes de energía eléctrica (que usa gas como insumo). Eso es lo que procura evitar a toda costa el Gobierno: los cortes programados.
La situación de emergencia fue motivada por una tormenta perfecta: bajas temperaturas inesperadas por las autoridades, un despacho de energía en el que durante los últimos meses se priorizó la reducción de costos para obtener un ahorro fiscal de subsidios, la crisis en Brasil por las inundaciones (que sacó del sistema las eventuales importaciones eléctricas) y la demora en las obras públicas.
A propósito, el problema de la falta de dólares fue central en el asunto. Las plantas compresoras Tratayén y Salliqueló y del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) de Vaca Muerta debieron haber estado listas el año pasado, pero recién entrarían al sistema en junio.
La tardanza fue por la escasez de divisas para pagar insumos mientras regía el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA). Cada una de esas plantas, que construyen Sacde y Esuco, agregarían 5 millones de m3 por día. Y evitarían el costo de importaciones de combustibles líquidos por más de 500 millones de dólares.
Mientras tanto, el Tesoro pisó los pagos de los certificados de obra. A Sacde, la constructora de la familia de Damián y Marcelo Mindlin, le adeudan US$ 30 millones. A Esuco, otros US$ 15 millones.
Según coinciden los técnicos, que prefieren hablar en off the record, están faltando alrededor de 6 millones de m3 diarios de gas en la zona Sur y Centro del país.
La planta de tratamiento de líquidos Cerri, de Transportadora de Gas del Sur (TGS) -con la que obtiene ingresos millonarios no regulados por tarifas- tuvo que bajar su consumo de 5 a 1 millones de m3 por día.
NE