El domingo amaneció gris, pero hace tiempo que una nube negra asoma en la cabeza de Juan Román Riquelme. Más allá del telón que mostró La Doce antes del Superclásico con un agradecimiento para el presidente, los hinchas genuinos, aquellos que nada tienen que ver con la barra brava, están muy enojados. Y la pregunta que todos se hacían después de la derrota con Boca era, justamente, qué decisión podía tomar el máximo dirigente con Diego Martínez. A fin de cuentas, el técnico le había dejado abierta la puerta de salida.
Y si 20 años atrás, justo tras una caída ante River en Núñez, Miguel Angel Brindisi presentó su renuncia indeclinable, Román no quiso que se repita la triste historia. Ayer, tras evaluar la situación, decidió estirar la agonía de un ciclo que parece cumplido. Por ahora, Martínez seguirá siendo el técnico. Es más, ya diagramó la semana de trabajo que comenzará hoy por la mañana en el predio de Ezeiza y el sábado dirigirá contra Belgrano en Córdoba.
El sábado, tal cual informó Clarín, Martínez tuvo una reunión con Marcelo Delgado y Mauricio Serna, miembros del Consejo de Fútbol. Fue un rato después de que el técnico reconociera que estaba en un punto límite. En la conferencia de prensa, enumeró los torneos perdidos, habló de injusticia y merecimientos, y puso la renuncia a disposición. “Tengo fuerzas para seguir, pero veremos qué es lo mejor para Boca”, había dicho.
Eliminado de la Copa de la Liga y de la Sudamericana, en el undécimo puesto del campeonato y a 9 puntos de Vélez que juega esta noche ante Estudiantes, sólo queda la bala de la Copa Argentina. Los resultados ya empiezan a salpicar el póster de Riquelme. Para colmo, a ninguno le gustó ver a Andrés Ducatenzeiler, ex presidente de Independiente y actualmente youtuber, en el medio de popular junto a la Doce. Justo cuando se le había exigido a los socios un filtro del 70% de asistencia en el último año.
Los números de Martínez, al cabo de 44 partidos oficiales, le dan un porcentaje del 57,7% producto de 21 victorias, 13 empates y 10 derrotas. El sábado fue el primer partido que perdió en condición de local, un invicto que ostentaba desde el ciclo de Jorge Almirón. A fin de cuentas, la última caída en casa había sido el 1° de octubre justamente ante River.
Sin embargo, de visitante tiene registros muy pobres. Apenas ganó uno de los últimos ocho encuentros. Y de 13 que dirigió Martínez, solo se impuso en 4. Igualó 3 y cayó en 6 oportunidades con un coeficiente de 38%. Boca es fuerte a orillas del Riachuelo, pero muy permeable en rodeo ajeno. Su último triunfo data del 19 de mayo, cuando venció 4 a 2 a Central Córdoba en Santiago del Estero.
Martínez no le encuentra la vuelta al equipo. A pesar de la condición física de Edinson Cavani y Marcos Rojo, fueron titulares y dejaron claro que no están óptimos. En ese sentido, relegó a Milton Giménez, que venía con una gran racha goleadora, y a Aaron Anselmino, joven de categoría cuyo pase fue vendido al Chelsea. Insistió con Ignacio Miramón como volante por la derecha, un puesto que el chico de Bolívar desconoce. Y un dato no menor: respaldó a Romero, que se había comido los dos goles contra Racing y tuvo responsabilidad en el grito de Manuel Lanzini.
¿Resistirá Martínez en el caso de una nueva derrota? Con contrato hasta diciembre de 2025, todo dependerá de la coyuntura. Nada es seguro en Boca. Mucho menos, en tiempos tan inestables.
Sanción a Romero
A propósito del arquero, en las redes sociales se pidió su cabeza tras la pelea que tuvo con los hinchas que lo insultaron. En uno de los videos que se viralizaron, se escucha a una mujer pidiendo que la suelten. Chiquito terminó con una contravención y nadie sabe si conservará su puesto para la visita a Belgrano, el próximo sábado en Córdoba.
No obstante, el fiscal Maximiliano Vence está investigando el caso en el marco de “incitación a la violencia” y “desorden público” lo que equivaldría a una multa de 10 mil a 50 mil pesos o 5 a 30 días de prisión. Su situación está agravada al tratarse de un deportista.