Vicente Guillem (Valencia, 1953) recibe este jueves el premio a la trayectoria profesional que otorga la Fundación del Colegio de Médicos de Valencia y el ayuntamiento de la ciudad. Recién jubilado en el Instituto Valenciano de Oncología (IVO), donde ha sido jefe del Servicio de Oncología Médica durante tres décadas, sigue en activo viendo pacientes.
¿Qué salud tiene la investigación en cáncer en España? ¿Se hace buena ciencia con lo que tenemos?
No, por falta de financiación. Y cuando digo ciencia hablo de ciencia básica y aplicada. Se podría hacer mucho más si se dedicaran más fondos. España es uno de los países de Europa que menos dinero dedica a la investigación en general y a la oncología en particular. En ciencia básica, al investigador se le maltrata. Por tanto, los mejores investigadores jóvenes se tienen que ir fuera. Sin embargo, somos los segundos en investigación clínica. Ahí sí, como tenemos los servicios de oncología médica muy bien organizados y la sanidad es pública, es mucho más fácil la inclusión de pacientes en los ensayos clínicos.
Hablando de ensayos clínicos, ¿qué fármacos están por venir?
En terapias dirigidas estamos cada día conociendo mejor qué alteraciones tiene un paciente y estamos aprendiendo que dos cánceres de pulmón son distintos y que no se tienen que tratar igual. Así, no va a haber 100 cánceres, como decíamos, va a haber 400 porque cada cáncer lo vamos a distinguir en ocho o diez, como ya está pasando en pulmón o en el de mama. Estamos empezando con los anticuerpos conjugados y ya hay unos ensayos clínicos con mejores acompañantes para soltar el fármaco dentro de la propia célula y dirigirlo mejor. La inmunoterapia no ha parado y va a explosionar. Nos van a venir vacunas, preventivas y terapéuticas. Tener todo esto va a ser fantástico y va a entrar a saco la inteligencia artificial. Una de las cosas que me fastidian de tener que dejar esto es que me voy a perder todo lo que viene ahora, que es tremendo.
Después de 45 años, ¿cómo se lleva eso de dar malas noticias?
No es fácil. Se lleva fatal y depende de cómo lo afronte la persona. Cuando no puedes curar, siempre piensas en positivo que, al menos, podrás cuidar. Y cuando estás limitado y no se puede hacer más queda la atención a paliativos. Ayudar a bien morir a una persona a veces es tan importante como ayudar a vivir. Yo siempre digo que cuando yo esté en esta situación, a lo mejor no quiero que me vea el mejor oncólogo del mundo, sino el mejor médico.
«Ayudar a bien morir a una persona es tan importante como ayudar a vivir»
Se avanza en nuevos fármacos, pero el acceso por parte de los pacientes no siempre es fácil ni rápido.
Lo vivimos fatal y con una lucha constante. No puede ser que se retrase como se está retrasando más de año y medio desde que se aprueba un fármaco en Europa. En ese momento, yo puedo usarlo pero no está financiado y lo tendría que pagar el paciente, pero el paciente no puede pagar los precios abusivos a los cuales salen los fármacos, que son un escándalo. Desde la Fundación ECO estamos luchando por mejorar el acceso y también porque sea equitativo. Yo soy un defensor a ultranza de la sanidad pública y de que todos los ciudadanos, sean de donde sean, tengan el mismo acceso a los fármacos. Pero no es así. Hay comunidades con mejor acceso a fármacos que otras, incluso hay diferencias entre hospitales, y no solo a fármacos, también a innovación, como a un PET para tener un buen diagnóstico.
Hay un 30 % de tumores que se podrían evitar con mejores hábitos de vida.
Los temas genéticos no se pueden influenciar, pero sí otras cosas. La dieta. Está claro que la dieta mediterránea globalmente es buena. Con el tabaco hay que ser fundamentalista, hay que eliminarlo y hay que luchar contra la obesidad. Y después, seguir los programas de diagnóstico precoz y vacunarse. Ahora mismo si todo el mundo se vacunara contra el HPV, pues se eliminaría el cáncer de cérvix totalmente y el cáncer de orofaringe.