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Vendo dólares, compro repelente y cargo nafta súper:¿se podrá pagar la luz y el gas?

Por una caja de 48 espirales llegaron a pedir en Mercado Libre hasta $ 94.900 y $ 33.155 un spray repelente de extra duración.

El temor al dengue, que ya lleva detectados 180.000 casos y 130 muertes, desató la compra de este tipo de productos que ya llevan semanas de escasez y la respuesta son esos precios disparatados que multiplican la preocupación de las familias.

El Gobierno respondió autorizando por 30 días la importación de repelentes a precio del dólar oficial mayorista de $ 861, en el intento abastecer un mercado caracterizado por la estampida de la demanda que, por el lado de la oferta, solo encontró una estampida de los precios.

En la fórmula a la que recurren los economistas de PxQ en la que p son los precios y q las cantidades, la oferta desapareció y los precios se dispararon al calor de la falta de respuesta o aprovechamiento de las empresas y los comercios. La ausencia de competencia flamea al calor de un cepo al dólar que sigue haciendo de las suyas en un mercado cerrado.

El caso del repelente de más de $ 30.000 se inscribe en un momento fuerte de cambio en la composición del gasto de las familias con un ajuste violento y acelerado en que todos los precios de la canasta subieron y siguen subiendo frente a jubilaciones y salarios que se quedaron retrasados.

El golpe al bolsillo en alimentos, combustibles (el paso a nafta súper desde la premium es simultáneo a la baja del consumo), colegios privados, prepagas y ahora espirales y repelentes desemboca, también, en el desarmado del «canuto» de dólares para poder financiar el golpe al consumo.

La salida minorista de los «dólares del colchón» ayuda a transitar el salto de la inflación e implica un fuerte cambio en el hábito del ahorro respecto a 2023, cuando el «plan platita» de Sergio Massa incentivó en los argentinos la idea de consumir como forma de ahorro.

En la última parte del año pasado los pesos le quemaban en las manos a la gente y la idea de comprar bienes durables para protegerse de la inflación era moneda corriente.

Ahora la vuelta de campana del consumo encuentra descolocados a las empresas y a los comercios que no solo se pasaron con los aumentos de precios tratando de recomponer márgenes de rentabilidad sino, también, por la desorientación ante la caída de las ventas y la suba de costos.

Un caso que puede servir de ejemplo es el de las automotrices que ahora intentan financiar la venta en cuotas para enfrentar el parate. ¿Y los créditos de los bancos para proyectos privados, con excepción del campo, la minería o los sectores exportables, aparecerán para financiar la compra de celulares u otros bienes de consumo durable? ¿Se podrá recuperar el mercado interno antes de fin de año?

Un cálculo de la consultora Abeceb arroja un resultado contundente: tomando cuatro rubros importantes de gasto de las familias: combustibles, alquileres, tarifas (luz, gas y transporte) y servicios privados (colegios, prepagas, etc).

A ese conjunto de bienes y servicios, en 2023, se destinaba no más del 40% del salario promedio, mientras que este año se destinará 60% del ingreso.

Los precios de bienes y servicios suben y el dólar baja (el blue debajo de los $ 1.000 cede más de 20% desde fines de enero) y ese nuevo escenario debe considerarse con más chances a partir de la decisión del presidente Javier Milei de no devaluar el peso y, supuestamente, de mantener para abril y mayo el aumento del 2% por mes en el dólar oficial.

El hecho de que el Banco Central lleve comprados US$ 12.000 millones durante la gestión de Luis Caputo en Economía envalentona al Gobierno para seguir apostando a mantener quieto al tipo de cambio para ver si, finalmente, en mayo logra bajar la inflación a un dígito.

El blue baja por la falta de pesos y la restricción del consumo de las familias se fortalece a partir de los anuncios de aumentos promedio de 460% para la tarifa del gas, que en el invierno podría multiplicarse, o de 300% de la luz.

El ajuste está a pleno y la inflación en dólares se pronuncia dentro de un esquema que con cepo cambiario le viene dando al Gobierno la posibilidad de recomponer las reservas del Banco Central pero que, a la vez, distorsiona un esquema de precios que dio un vuelco de campana y aún no encuentra un equilibrio.

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