Era un partido caliente para Independiente y aún más para Carlos Tevez. Una derrota dejaba al equipo eliminado de la Copa de la Liga y al entrenador en la cuerda floja. Pero afloró la personalidad de los futbolistas del Rojo, que le ganó 1-0 a Banfield con gol del ecuatoriano Quiñónez luego de un polémico penal sancionado vía VAR.
Independiente jugó con autoridad y soltura un duelo que se presumía pesado porque tenía mucho por perder. No tenía margen de error el elenco que comanda Tevez y por eso conviene destacar la actitud, principalmente la mostrada en la etapa inicial. Volvió a apostar por la línea de 5 defensores el entrenador, tal como lo hizo en el debut de la Copa contra Independiente Rivadavia y frente a River. Una duda cabe: ¿por qué Tevez no se inclinó siempre por este esquema, teniendo en cuenta que le fue bien cada vez que lo utilizó?
Esta vez el dibujo fue 5-4-1, con Alexis Canelo y Lucas González por las bandas en el mediocampo. Pero hubo un retoque fino de Tevez: Mauricio Isla se adelantó por su sector, Saltita se cerró para jugar cerca de Martínez y Quiñónez, y Fedorco quedó mano a mano con el veloz Rivera. Y desde ahí creció el Rojo, que generó las mejores llegadas con los desbordes del chileno.
Fue pobre lo de Banfield, que cedió terreno y pelota y se dedicó a contragolpear. Sucedió que Fedorco marcó bien a Rivera y el Taladro no arrimó peligro.
El cuestionado ecuatoriano Jhonny Quiñónez fue el futbolista más destacado en la etapa inicial y ahí hay una buena noticia para Tevez, quien lo respaldó en más de una oportunidad. El volante estuvo cerca de festejar con un tiro libre que atajó Barovero y no falló en el penal caliente que asumió.
De la sanción que marcó Fernando Rapallini por el llamado del VAR de Nicolás Lamolina se hablará demasiado en la semana. Es verdad que Aaron Quirós tomó de la camiseta a Joaquín Laso. Pero ese agarrón no provocó nada. Bastante más: el defensor de Banfield hizo fuerza para un lado y el futbolista del Rojo cayó para el otro. Es cierto también que la foto perjudica al juvenil del elenco local. Lo concreto y cierto es que Quiñónez no falló con su sutil definición y le puso justicia al final del primer tiempo.
A Independiente el partido se le hizo largo y demasiado pronto se refugió para defender. Falcioni mandó a los suyos a jugar unos metros más adelante y emparejó el trámite. Tal vez el Emperador demoró en meter a un acompañante para Giménez. Fueron buenos también los minutos del juvenil Matías González, que recién se metió a la cancha 38 minutos.
La angustia del equipo de Avellaneda se hizo presente en los instantes finales: se metió todo atrás y sufrió con cada uno de los envíos aéreos del local. Encima, los de arriba la aguantaron poco y nada; los volantes tampoco pudieron meter pases para las réplicas.
Un tiro libre de González que Rodrigo Rey mandó al córner y un cabezazo de Insua fueron las más claras del local en el segundo tiempo. Estuvo cerca de empatarlo, aunque hubiese sido un premio demasiado grande por lo demostrado en la primera parte.
Así ganó Independiente, jugando bien un rato y aguantando otro. Quedó con vida el equipo de Tevez y el entrenador zafó de una caída que podría ser dolorosa. Ahora, si Barracas Central pierde este domingo ante Instituto, culminará la fecha entre los 4 mejores, sin importar lo que haga River horas más tarde contra Rosario Central.