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Además de golpearlo, a Jonathan le robaron el celular

“Yo había ido con un amigo y salimos ‘tranqui’. Me acuerdo hasta que llegué al semáforo; después nada. Cuando desperté, estaba en el (Hospital) Regional con toda la cabeza vendada. Me dijeron que no tenía nada fracturado, así que agarre mis cosas y me fui”, contó Jonathan, la nueva víctima de una agresión a la salida de Gigante. Fue este domingo, a las 7 de la mañana, en la calle Alvear al 700, entre Ameghino y Rivadavia. En videos que se hicieron virales se puede ver cómo lo golpean con saña tres jóvenes. Incluso llegan a patearle la cabeza mientras está en el suelo, igual que a Fernando Báez Sosa, o que a Lautaro Alvaredo.

Jonathan le contó a Canal 9 que no tuvo problemas dentro del boliche porque “ahí te marcan los de seguridad y te sacan, así que ahí no tuve quilombo”. Lo suyo fue lisa y llanamente un robo violento.

“Ni siquiera sabía que eran tres los que me pegaron y me sacaron el celular. Mi amigo, al que también le pegaron, alcanzó a sacarme la billetera y las llaves del auto para que no me lo roben porque a él le sacaron la campera”, dijo la víctima.

En este contexto, habló el concejal reelecto Ariel Enrique Montenegro, quien admitió que “es un problema de hace años”, considerando que “es importante que nosotros, como representantes de la ciudad, nos pongamos a trabajar en estos temas, más allá de la educación que tengan en sus casas estos chicos. Hay muchos sectores en los que ocurre. Te lo dicen los mismos vecinos y no solo por la violencia, sino por el estado en que quedan las veredas”.

El legislador sostuvo que “hay que trabajar para erradicar esto que es un peligro para todos, sobre todo para ellos, los más jóvenes, que con este tipo de consumo de alcohol pierden la noción de las cosas que hacen”.

Por eso propone trasladar los boliches céntricos a zonas “seguras”, como ocurre en otras ciudades del norte que dijo conocer. “Hay lugares sobre la ruta, pero alejados del centro, y hay otros puntos, como en ciudades del note donde están concentrados los boliches y nadie corre riesgo. Sería una zona con seguridad, ya sea de la Policía o municipal; o con cámaras y controles más estrictos”, concluyó.

En tanto, los vecinos de las calles que circundan a Gigante volvieron a denunciar lo que ocurre cada domingo a la mañana, cuando el boliche cierra sus puertas. Mencionaron agresiones y secuelas como veredas sucias y presencia de vidrios y otros objetos, así como daños en autos estacionados.

“Es todo medio turbio. Hay escenas muy violentas y son chicos jóvenes. Es muy preocupante. Falta más seguridad y más compromiso con los jóvenes. Se veía en los videos que no había ningún policía”, resaltó una comerciante.

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