InicioSociedadUna experiencia única: el Museo del Petróleo y su simulador de perforación

Una experiencia única: el Museo del Petróleo y su simulador de perforación

En Comodoro Rivadavia, donde en 1907 se perforó el primer pozo de petróleo del país. El Museo Nacional del Petróleo ofrece un recorrido tan educativo como emocionante. Entre sus atractivos más innovadores se destaca el Simulador de Perforación, una instalación interactiva que permite al visitante experimentar —de forma segura y realista— el descenso desde la superficie hasta la roca madre. Solo existen dos simuladores como este en todo el país: uno está en Tecnópolis (Buenos Aires) y el otro, aquí, en el corazón de la cuenca del Golfo San Jorge.

El simulador llegó al museo en 2018, en el momento que se realizó una renovación total de sus instalaciones. “Fue una idea de YPF”, cuenta Cristian Adrián Totonelli, quien hoy está a cargo de esta estación interactiva a El Patagónico. “El museo antes tenía otra forma de mostrar cómo se extrae el petróleo. El simulador vino para hacer más didáctico todo ese proceso”.

El museo fue gestionado originalmente por YPF, pero con la privatización pasó a manos de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Sin embargo, la empresa petrolera continúa participando: “YPF sigue aportando, hace donaciones y colabora en distintos proyectos”, explica.

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DEL AULA A LA ROCA MADRE

“¿Qué hace el simulador?”, pregunta Totonelli, y responde con entusiasmo: “Te muestra cómo trabaja el trépano, que es la herramienta que perfora. La simulación es como si uno se metiera dentro del trépano”. El trépano, pieza central de la perforación, se encarga de triturar las rocas a gran profundidad. En el museo se exhiben modelos reales, tanto antiguos como modernos.

“El que usamos y explicamos hoy es el trépano tricono moderno, que tiene tres conos que giran con el mismo movimiento y rompen la roca más rápido. Se simula un pozo real, de unos 1400 metros de profundidad”, detalla. “El recorrido incluye una falla, una parte donde las rocas son más duras, las luces se apagan y el simulador vibra más fuerte hasta que se llega a la roca madre, donde está el petróleo”.

El viaje completo dura unos cinco minutos. “Es rápido, pero muy claro. Te explica todo el trayecto, desde la superficie hasta el punto exacto donde aparece el hidrocarburo”, dice. Durante la experiencia, él acompaña y guía al público. “Siempre aviso que no pueden entrar embarazadas en estado avanzado por las vibraciones, y que no se puede ingresar con líquidos ni comida por los motores que tiene el sistema”.

El simulador está pensado para públicos de todas las edades, pero especialmente útil para los más chicos. “Acá vienen chicos de jardín y de primaria. Esta parte del museo es muy técnica, y a veces es complicado explicarles cómo funciona todo. El simulador te ayuda a mantenerlos atentos y a que entiendan mejor”.

Pero también hay visitas más especializadas. “Vienen técnicos en petróleo, gente que trabajó toda su vida en la industria, y se quedan fascinados igual”, cuenta. “Muchos por primera vez ven de cerca cómo es el trabajo en profundidad. Me dicen: ‘yo hacía esto desde arriba, pero nunca vi cómo se ve abajo’. Es muy impactante para ellos”.

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TECNOLOGIA, HISTORIA Y CURIOSIDADES

Antes de ingresar al simulador, los visitantes recorren una muestra de herramientas históricas y modernas. “Tenemos desde los primeros trépanos, como el ‘cola de pescado’ que se usó en el pozo número 2, hasta los más modernos triconos que se usan actualmente”, explica.

También se exhiben los geófonos, dispositivos que detectan las características del subsuelo para saber dónde perforar. “No es que venís, perforás y listo. Se hacen al menos tres perforaciones para saber con precisión dónde está el petróleo”, aclara.

Una de las preguntas más frecuentes tiene que ver con los materiales. “Te preguntan de qué está hecho el trépano, y explicamos que es una aleación de metales. Hay trépanos con dientes fijos, otros con dientes intercambiables, incluso algunos hechos con una aleación de diamante sintético para romper las rocas más duras del planeta”.

Otra confusión común es sobre la forma en que se acumula el petróleo. “Muchos piensan que el petróleo está en lagunas subterráneas. Pero no: el petróleo está atrapado en los poros de la roca madre, como si fuera una esponja. Se extrae a través de conductos naturales o artificiales”, aclara.

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UN GUIA CON CUNA PETROLERA

Cristian tiene 31 años, y es el operador del simulador. Su relación con el petróleo viene de cuna. “Como casi todos los de Comodoro, tengo un familiar petrolero. Mi viejo fue petrolero toda su vida. Eso te marca. O te gusta, o no te gusta. A mí me gustó”.

Ingresó al Museo a través de la Fundación YPF, convocado por su experiencia en bibliotecas móviles y actividades educativas. “Ya me conocían, y cuando apareció la vacante para el simulador me llamaron”.

Hoy reparte su tiempo entre las visitas guiadas, el simulador y otras actividades extracurriculares del museo.

UNA INVITACION A DESCUBRIR EL SUBSUELO

A pesar de vivir en una ciudad con más de 100 años de historia petrolera, muchos comodorenses no conocen el museo. “Yo mismo nunca había entrado antes de trabajar acá. Y cuando entré, me sorprendí. Es mucho más de lo que uno se imagina”, admite.

A los que pasan de largo por la puerta del museo sin animarse a entrar, Cristian les deja una recomendación: “Vengan. Es una experiencia muy linda. Tenés guías preparados que te explican todo, el recorrido es claro, dinámico, visual. Podés hacer todas las preguntas que quieras. Y vivir algo que solo se puede vivir acá o en Tecnópolis: el viaje al interior de la tierra”.

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