En diálogo con Canal E, Miguel Ponce, experto en comercio internacional, afirma que el conflicto comercial global abre una oportunidad única para Argentina, pero advierte que requiere inteligencia técnica y diplomática.
Un paréntesis en la guerra comercial global
“Hoy se ha tomado un respiro la incertidumbre”, dice el entrevistado tras una jornada clave en los mercados internacionales.
En una conferencia junto al primer ministro de Finlandia, Donald Trump abordó dos ejes centrales: la guerra de aranceles y la situación Rusia-Ucrania. Mientras Wall Street cerró en verde tras resultados positivos de gigantes como Google e Intel, otros indicadores como el oro, que “recuperó terreno y se acerca a máximos históricos”, reflejan el nerviosismo del mercado.
Ponce contextualiza: “Estamos en un tránsito desglobalizador rumbo al nuevo orden mundial 2034”. Este nuevo escenario redefine las reglas del juego internacional, afectando incluso a países como Argentina.
El tironeo entre dos potencias
Según Ponce, Argentina vive una tensión estratégica tras su acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. “Estados Unidos exige demostrar un alineamiento consistente, mientras China observa con preocupación ese rol que se nos quiere asignar”, sostiene.
El especialista apunta que la Casa Blanca busca frenar la influencia china en América Latina con aliados como Bukele, Novoa y Milei. En ese tablero, Argentina está en medio: “No estamos en condiciones de levantar el swap de 18 mil millones que tenemos con China, ni de prescindir de ese vínculo”.
Oportunidades en la guerra
Paradójicamente, el contexto global ofrece ventajas para países como Argentina. “El FMI prevé que solo dos países crecerán este año: India y Argentina. ¿Por qué? Porque surgen oportunidades donde otros pierden terreno”, explica Ponce. Entre ellas, la venta de carne y trigo a mercados asiáticos que comienzan a reemplazar productos estadounidenses.
Para aprovechar ese escenario, “necesitamos equipos técnicos en el gobierno que analicen escenarios alternativos”, dice. Advierte que áreas estratégicas como la Secretaría de Negociaciones Económicas Internacionales están vacantes y subutilizadas.
La clave: negociación estratégica
La relación con China no puede romperse de un día para el otro. “No hay reemplazo”, afirma tajante Ponce. “India y Vietnam crecen, pero no pueden absorber el volumen de compras chinas”. Esto se evidenció en una reunión reciente en la que se logró unanimidad entre EE.UU. y China gracias a un acuerdo argentino: no cortar el swap, pero reducir su duración.
“Fue una solución de compromiso. No corto todo, pero achico los tiempos”, relata. “Ese modelo, podría aplicarse a otras áreas del comercio para mantener el equilibrio entre las dos potencias”, añadió.
Aprender las nuevas reglas del juego
“Las reglas que usamos hasta el presente no corren más”, advierte Ponce. En este nuevo tablero global, Argentina debe “aprender a aprender” las lógicas de un orden que ya no responde a la vieja globalización.
Frente a la pregunta de qué pasa si Argentina deja de comerciar con China, Ponce es claro: “No hay forma de reemplazar lo que China le compra a Argentina en el corto plazo”. Por eso, propone imitar a Europa: “Se amuchan entre ellos y buscan nuevos socios. Nosotros deberíamos hacer lo mismo con el Mercosur”.
Para finalizar, Ponce agregó: “No podemos estar peleados con nuestros dos principales socios comerciales: Brasil y China”.