Luego de pasar más de tres décadas en cautiverio en el Ecoparque porteño (ex Zoológico de Buenos Aires), la elefanta africana «Pupy» comenzó esta semana su viaje hacia una nueva vida en libertad. El lunes 14 de abril, la elefanta transportada desde África a Argentina en mayo de 1993, comenzó su camino hacia la libertad.
Los pejerreyes vienen asomando por el sur del Río de la Plata
Pupy partió rumbo al Santuario de Elefantes Brasil (SEB), ubicado en el estado de Mato Grosso, donde compartirá su nueva vida con otras cinco elefantas rescatadas. El operativo de traslado, que incluyó más de dos años de trámites, entrenamientos y controles sanitarios, fue posible gracias a un trabajo conjunto entre el Ecoparque, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el Ministerio de Agricultura de Brasil (MAPA), la Fundación Franz Weber y Proyecto ELE.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Pupy fue transportada desde África a Argentina en mayo de 1993. Desde entonces, pasó la mayor parte de su vida en soledad y bajo condiciones de encierro que limitaban su bienestar físico y emocional. Para revertir esta historia, durante los últimos meses sus cuidadores trabajaron intensamente en su entrenamiento con técnicas de refuerzo positivo para que se familiarizara con la caja de transporte especialmente diseñada para elefantes.
La sorprendente verdad sobre cómo apareció el agua en la Tierra, según científicos de Oxford
El viaje, que comenzó este lunes por la mañana, contempla un recorrido terrestre de aproximadamente 4.000 km hasta el SEB. El martes por la tarde, la caravana cruzó el puente internacional Tancredo Neves, que une Puerto Iguazú con Foz do Iguaçu, en Brasil.
Tomás Sciolla, director de proyecto de la Fundación Franz Weber, relató desde la ruta que «hace más de 30 horas que no descansamos, pero estamos muy contentos y con energía. Pupy mantiene la calma, está comiendo y reaccionando bien gracias al entrenamiento previo».
En cada parada, la elefanta fue alimentada con frutas y vegetación, y monitoreada por un equipo de profesionales que incluye a veterinarios especializados como Trish London y Joana Cecilia Rincón. El seguimiento de su estado de salud incluye evaluaciones constantes de su alimentación, estado anímico y signos de estrés.
Científicos se preparan para un posible brote de “viruela del mamut” que podría emerger del permafrost
El Santuario de Elefantes Brasil, impulsado por el Global Sanctuary for Elephants y ElephantVoices, es el primero de su tipo en América Latina y está diseñado para ofrecer condiciones de semi-libertad a elefantes rescatados del cautiverio. Allí, Pupy convivirá con otras cinco elefantas asiáticas: Guillermina, Rana, Maia, Bambi y Mara, esta última también trasladada desde el Ecoparque en 2020.
En el santuario, los animales pueden recuperar sus comportamientos naturales, establecer vínculos sociales y vivir en un entorno más cercano a su hábitat original. “Es una transformación profunda. Los elefantes vuelven a tener estímulos visuales, olfativos y sociales, recuperan la capacidad de tomar decisiones y de vivir en manada”, explicó Alejandra García, coordinadora de Proyecto ELE.
García también remarcó que las elefantas africanas, como Pupy, son particularmente inteligentes, reactivas y con gran memoria. Por eso, el momento del traslado fue cuidadosamente evaluado. En febrero, cuando aún no se sentía lista, la operación fue pospuesta. Pero este lunes soleado de abril, Pupy dio la señal, estaba preparada para comenzar su nueva vida.
LV/fl