Tenía solo 25 años y una vida por delante. María Kateryne Delgado Oropeza vivía en Las Grutas, en la provincia de Río Negro, pero el domingo encontró la muerte en la ruta, a bordo de un micro que prometía seguridad y terminó siendo una trampa rodante.
El colectivo de la empresa Vía Tac salió de Caleta Olivia rumbo a La Plata y, tras más de 20 horas de viaje, volcó brutalmente cerca de General La Madrid, en el cruce de las rutas 76 y 51. María fue una de las cinco víctimas fatales. Junto a ella murieron otras cuatro personas, entre ellas una enfermera que viajaba a celebrar su cumpleaños.
Varios errores fatales
La Justicia imputó al chofer, Daniel Pereyra, por homicidio culposo agravado y acusado que el colectivo circulaba a alta velocidad en una curva señalizada y peligrosa. Pero no fue el único error.
«La velocidad era altísima»: el crudo testimonio de una de las sobrevivientes del vuelco fatal del colectivo
Kateryne, como otros pasajeros, fue engañada por la empresa. Tatiana, una de los sobrevivientes, relató que compró pasajes para un coche cama doble piso, pero subieron a un micro simple, sin cinturones ni comodidades. Les prometieron cambiar de unidad en Bahía Blanca. Nunca pasó.
“Kateryne era una chica especial, amada por todos , con un corazón enorme”, expresó desde Venezuela Gary Heiney, en nombre de Samuels House, la organización cristiana con la que colaboraba. Su hermana Esmeralda asiste a una escuela bíblica en Argentina y fue una de las primeras en recibir la desgarradora noticia.
La joven había vivido también en La Plata, pero había elegido Las Grutas para reconstruir su vida.