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La niña prodigio que tocaba con su peluche sobre el piano creció: se va becada a Europa, pero el muñeco la acompaña en la valija

“Toqué solita en el Teatro Argentino de La Plata el año pasado. Me gustó muchísimo porque no estaba nerviosa. También toqué en el Salón de Honor del CCK. A mi peluche Innominato no lo llevé al escenario. Me da un poco de vergüenza llevarlo”, dice con timidez y algo de culpa Ana Paula Rodríguez Núñez, la singular pianista de una vocación irrefrenable que empezó tocando en un teclado de cartón hecho por ella misma. “Ahora estoy más grande. Igual, como me da suerte, siempre lo llevo en la maleta a Innominato. Me gusta dejarlo ahí y que esté descansando, porque estuvo tres años sin parar. Se tiene que jubilar”.

La entrevista tuvo lugar en la casa de esta cronista, donde hay un piano, y enseguida entusiasmó a Ana Paula Rodríguez Núñez a acercarse al barrio de Palermo acompañada amorosamente por sus padres, Diego y Noelia -él chofer y ella docente- y Fidel, el hijo menor. Pero también entusiasmó la posibilidad de conversar en un lugar calmo, hacer un paréntesis en medio del agitado ir y venir desde Luján al centro porteño. Cierto nomadismo atraviesa la vida de la familia Núñez, siguen viviendo en Lujan y se trasladan dos veces por semana, a veces más, al barrio de Recoleta para que su hija tome clases particulares de piano.

Antes de empezar a contar cómo es su presente, y todo lo que le sucedió en el último año, Ana se lanzó al piano a tocar una de sus últimas composiciones a la que le puso como título Trudy. Se trata de un homenaje a Gertrude Ederle, la primera mujer en cruzar a nado el Canal de la Mancha, en 1926.

“Me inspiré viendo una película que se llama La joven y el mar, sobre la primera mujer que cruzó el canal de La Mancha nadando. La película me encantó y me inspiró para escribir esta Sonata que tiene tres movimientos. Cada uno refleja algo de la historia. El tercero es más picante, con todo, cuando ella cruza el canal de noche. El segundo es más tranquilo ”, dice Ana risueña, y su mamá acota que quedó muy angustiada después de ver la película.

“Me identifico con esos personajes -dice Ana-, sobre todo con mujeres. Y cómo enfrentan las dificultades. A mí, por ejemplo, me costaba mucho leer La niña de los cabellos de lino de Debussy. No entendía y me ponía mal. No me salía. Hasta que estudié, estudié y estudié, y empecé a encontrarle la vuelta”.

Los padres cuentan que la encontraron llorando cuando estudiaba esa pieza, porque absorbe tanto la música que tenía una necesidad muy intensa de comprenderla. Su hermano Fidel se ríe pícaro y cuenta que carga a su hermana cuando la ve llorando mientas estudia una obra nueva y que la angustia porque no le sale.

Sonrisa compradora. Ana Paula Rodríguez Núñez está por viajar por primera vez a Europa, para seguir desarrollándose en el piano. Foto: Martín Bonetto

El esperado concierto que no fue

Lo que no le costó a Ana es lidiar con la decepción de un concierto frustrado en el Salón Dorado del Teatro Colón.

Apenas comenzadas las clases con su nuevo maestro José Luis Juri en marzo del año pasado -una beca del Mozarteum ayuda a pagar sus estudios y asistir a conciertos-, Ana se enteró por él que su nombre figuraba en la programación del Salón Dorado en el mes de noviembre 2024. Nadie del Teatro le había comunicado ni a ella ni a sus padres que iba a tocar.

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Ana Paula, de 11 años, se convirtió en prodigio del piano y pasó de tocar en el living de su casa a emocionar a todo el Auditorio Nacional del CCK.

Corría marzo de 2024 y Ana comenzó a armar el programa con Juri. “Nos preparamos todo, todo, todo el año para el concierto en el Salón Dorado. Elegimos las obras entre los dos: la Sonata Nº1 de Beethoven completa, La niña de los cabellos de lino de Debussy, una Sonata de Scarlatti, la Fantasía-Impromptu, más un estudio y un nocturno, de Chopin. Un montón”, dice Ana sorprendida de la aventura en la que se había embarcado, pero el tono alegre enseguida se debilita cuando cuenta que finalmente el concierto se canceló al cambiar las autoridades en el Teatro.

Pero apenas asoma la amargura, Ana la minimiza con un chiste. “Igual estaba más preocupada por el vestido que por lo que tenía que tocar. Me diseñé un vestidito azul con unas flores. Bien vintage”. El outfit lo pudo estrenar en el Teatro Argentino de La Plata, donde tocó el programa que había preparado para el Teatro Colón.

Ana Paula Rodríguez Núñez e Innominato, el muñeco que la sigue acompañando a los conciertos, aunque sea en la valija. Foto: Martín Bonetto

Pasaron muchas cosas en la vida artística de la singular pianista Ana Paula Rodríguez Núñez después de su debut con orquesta en noviembre 2023, primero en la sala Ginastera del Teatro Argentino de la Plata y luego en el en el Auditorio Nacional del CCK, con la Camerata Académica del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino, bajo la dirección de Bernardo Teruggi.

Después vino un tiempo de incertidumbre porque Ana y su familia decidieron cambiar de maestro. Mientras tanto, preparó sola el primer movimiento de la Sonata Nº1 de Beethoven para el Campus musical Santa María de la Armonía, enfocado en la música de cámara.

“Cuando llegué y toqué, me dijeron que estaba linda la Sonata. Y la preparé sola”, dice Ana con mucha satisfacción y una amplia sonrisa. Los padres acotan que no sabían qué hacer con la incertidumbre del cambio de maestro. Ana tomaba clases en La Plata con la pianista Ana Chaves. La familia se trasladaba desde Luján a la ciudad platense y demoraban tres horas y media en llegar. Fue un factor importante en la decisión de cambiar de maestro, también la necesidad urgente de Ana de expandirse.

Actualmente estudia con José Luis Juri. “Enseña muy bien. En mi primer encuentro, me dio mucha parte técnica, y lo seguimos trabajando para mejorar el sonido. Y, además, es flexible. Me deja elegir obras. Empezamos a ampliar el repertorio y es más complejo. Estoy tocando una Sonata de Beethoven, y mucho Debussy, que me encanta”, contó Ana y asegura que estuvo tranquila durante ese tiempo de incertidumbre hasta que se encontró con Juri. “Estaba tranquila, no es que estaba como huérfana y me sentía mal”, dice, y aclara “huérfana de maestro”, y se ríe con una candidez enternecedora.

¿Y si llevamos a Mozart? Ana Paula Rodríguez Núñez y una gigantografía del genial compositor. La mamá cuenta: «Anita está enamorada de todos los muertos: Liszt, Brahms…». Foto: Martín Bonetto

Justin Bieber y el amor por los compositores muertos

Además de los eventos artísticos, la vida de Ana pegó un salto. Hace apenas tres años, Ana tenía diez. La semana pasada rindió el último examen y terminó la escuela primaria, una etapa importante de la infancia está concluida. Rindió todo libre porque cuando la vocación se despertó y se intensificó, Ana dejó de ir a la escuela y actualmente hace homeschooling. Además de las clases de piano, estudia con Graciela Tarchini análisis y composición.

Hoy, a punto de cumplir 13 años, asoman en Ana otras inquietudes y las urgencias típicas de la adolescencia. “Escucho Justin Bieber. Mi amiga Francisca me mostró su música y me encantó. Bailo con ella o con mi hermano la música de Bieber con un tutorial de coreografías de YouTube”, dice entusiasmada y agrega que con Francisca le gusta ir al cine y hacer pijamadas.

“Ahora empieza a enamorarse”, acota la mamá. “Anita está enamorada de todos muertos: Liszt, Brahms… le muestra imágenes de ellos a la tía y suspira. Por suerte, la amiga la conecta con cosas más comunes”.

La personalidad singular de Ana también se proyecta en la elección de los pianistas que le gusta escuchar. Siempre buscó y eligió sola en YouTube a distintos pianistas. A Daniil Trifonov lo venía siguiendo con mucho entusiasmo. Fue al Teatro Colón a escucharlo en el único concierto que ofreció.

“Nos cruzamos en el pasillo del Teatro. Fui a saludarlo y no me salían las palabras. Me puse muy nerviosa, pero muy nerviosa. Le di un dibujo que había hecho de él tocando, lo agarró, hizo una exclamación, y se fue a tocar el piano. Es muy tímido”, cuenta todavía emocionada y menciona todos los conciertos a los que asistió el año pasado en el Teatro Colón.

En familia. Mamá Noelia, Ana Paula, su hermano Fidel y su padre Diego. Todos embarcados en la aventura musical de la niña. Foto: Martín Bonetto

Próximo destino: Europa

Este verano Ana participó del Encuentro Internacional de Piano (EPI), que se lleva a cabo en el Camping Musical Bariloche, donde se cruzan el piano y la música de cámara con clases y conciertos. Allí Ana conoció a la pianista Edith Fischer y la invitó a participar en Ginebra de un curso.

“Tuve dos masterclass, una con Edith Fischer y otra con Sangrigoli. Fischer fue alumna de Claudio Arrau, es muy simpática. Estuvo muy lindo, las correcciones fueron pocas, toqué la Sonata completa de Beethoven. Y con Sangrigoli hice Debussy. Ahí Edith Fischer me propuso ir al Campus musical en Suiza. ¡Aaahhhh, no sabés! No lo podía creer. Ya estoy contenta de ir en avión y ver todos los paisajes en Suiza, Paris”.

Ana se va a encontrar con el pianista argentino Nelson Goerner, y se llena de entusiasmo cuando se le comenta la posibilidad de ver también a Martha Argerich en Europa, destino al que parte por primera vez en agosto y con nuevo repertorio. “Quiero conocer muchos músicos, pianistas de otros países. Y, bueno, también aprender mucho, ir a conciertos. Está buenísimo, me encanta”.

Noelia, la mamá de Ana, va a acompañar a su hija en esta nueva aventura y comenta que van a intentar organizar algunas presentaciones de Ana en Suiza e Italia. Aunque curso y estadía en Suiza están cubiertos, los pasajes no, por eso sus padres están organizaron para el mes de abril un concierto para juntar fondos.

Un sueño. Ana Paula está ansiosa por viajar a Europa, por sus paisajes y por todo lo que puede aprender. Allí se verá con el pianista argentino Nelson Goerner y, tal vez, conozca a Martha Argerich. Foto: Martín Bonetto

Tocar y componer, viajar por el mundo, es el futuro que se imagina Ana. Mientras tanto, está ocupada estudiando nuevo repertorio con la ilusión de participar en concursos, nunca lo hizo y quiere probarse con otros. “Me gustaría estar con otros chicos de mi edad y de otros países que tocan el piano. Y, sobre todo, competir. Quiero probar y ver en qué nivel estoy. Y si pierdo, tampoco es que voy a ser la peor”.

Entre otros proyectos, está la posibilidad de grabar sus composiciones para el sello Virtuoso Records. En lo inmediato, Ana va a tocar el 28 en La Semana Musical del Llao Llao y se presentar el domingo 30 en el Palacio Libertad para cerrar la celebración por el día del piano junto a otros alumnos de su maestro Juri.

“Desde que aparecí a mis diez años, crecí. Ahora soy más adolescente y avancé un montón. Mis composiciones actuales son más difíciles de las que hice cuando era más chica, que eran más cortitas y sencillas La musicalidad sigue avanzando y la técnica también. Cuando pienso en esa otra Ana, parecía otra persona”, reflexionó Ana Paula, y puso punto final a la entrevista: “Creo que ya vacié todo”.

Información

Ana Paula Rodríguez Núñez tocará este domingo 30 de marzo a las 19, en el Auditorio Nacional del Palacio Libertad (Sarmiento 151, CABA), dentro del marco del ciclo «Suenan los pianos, jóvenes virtuosos argentinos sub-13». Entrada libre y gratuita.

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