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A 30 años de la muerte de Carlos Menem Junior: quiénes fueron los 14 testigos muertos vinculados a la causa

El trágico fallecimiento de Carlos Menem Junior ocurrió un día el 15 de marzo de 1995, hace treinta años atrás. Tras la caída del helicóptero que pilotaba, acompañado por el automovilista Silvio Oltra, se sembraron múltiples interrogantes en la política y la opinión pública argentina, que fueron desde versiones distintas sobre el hecho, el cambio de postura de su propio padre, el expresidente Carlos Menem, acerca de lo ocurrido, y la muerte de más de una docena de testigos en circunstancias extrañas.

El hijo del ex Jefe de Estado y la exprimera dama Zulema Yoma murió a los 26 años, después de que el helicóptero Bell 206B JetRanger III que manejaba se estrellara a un lado de la ruta nacional 9, en el kilómetro 211,5, entre las localidades de Ramallo y San Nicolás. La teoría oficial indicó que se trató de un siniestro que se produjo cuando el vehículo chocó contra unos cables de media tensión, ubicados a unos 11 metros de altura -es decir, volaba peligrosamente bajo-.

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Pero también circuló la idea sobre un posible ataque contra el hijo del entonces presidente, versión que siempre manifestó la propia madre de Carlitos. Su muerte tuvo un impacto profundo en la sociedad argentina, que en la década de los noventa ya había sufrido los atentados a la Embajada de Israel (con 22 muertos y 242 heridos) en 1992, y a la AMIA (85 muertos y más de 300 heridos), en 1994.

Según dos peritajes independientes, la caída de la aeronave se habría debido a los impactos de bala que recibió en vuelo por parte de fusiles Fal calibre 7,62. Existen fotos y videos del momento que muestran los «agujeros», acorde a lo que han señalado algunas fuentes cercanas a la causa, pero mucho no pudo hacerse ya que el helicóptero fue vendido el mismo día del accidente a un chatarrero, que lo desguazó y desapareció.

Aunque esta parecería ser la irregularidad más grande del caso, existen otras que han levantado una gigantesca sombra de sospecha sobre la teoría del siniestro, como la disminución en la cantidad de custodios que acompañaron a Junior aquel 15 de marzo y las catorce personas que, de una manera u otra, abonaron la hipótesis del atentado, y murieron o fueron asesinados de diversas maneras en los dos años que siguieron al hecho.

Caso Menem Jr: 14 testigos muertos «en circunstancias extrañas»

Desde la muerte de Menem Jr., fueron 14 los testigos y funcionarios que murieron en condiciones poco claras, siendo el primero de ellos Lorenzo Epifanio Siri, cuidador del campo en el que cayó el helicóptero, propiedad de la familia Sívori. El hombre vivía en una casa improvisada en medio de ese terreno y solía quejarse de la poca acción que sucedía en el lugar.

“Siri me contó que previo a la caída del helicóptero percibió tres explosiones y en seguida le pareció como que se le venía encima”, aseguró el fotógrafo Adrián Laprida, quien declaró ante el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo. “Vio un montón de cosas desparramadas; que entre esas cosas había una valija, sobres como de azúcar y dinero suelto».

«Que inmediatamente se le acercaron unas personas y le dijeron: ‘viejito, vos te mandás a mudar de acá porque sos boleta. Vos no viste nada’”, agregó el profesional de prensa sobre el cuidador, que murió el 18 de abril de 1995, atropellado por un auto Fiat 147 y cuyo caso quwdó caratulado como «homicidio culposo».

Otro de los fallecidos fue Miguel Luckow, perito designado por la Fuerza Aérea Argentina (FAA) y uno de los primeros en llegar adonde el helicóptero se había caído en Ramallo. “Por lo que pude ver, esto no se trató de un accidente”, le afirmó a la fiscal de la causa, Amalia Sívori, el profesional que fue asesinado el 26 de septiembre de ese año, cuando lo atacaron a balazos en la puerta de su casa mientras ingresaba con el auto en el garaje.

El juez federal Carlos Villafuerte Ruzo.

El informe policial muestra que el caso se caratuló como «homicidio y robo», pero a Luckow no le faltaba ni su billetera. La persona que se sospecha que lo mató, Angel Daniel Antakle, murió dos días después, el 28 de septiembre, sin poder brindar testimonio. «Una extraña coincidencia«, sostuvo el periodista Christian Sanz, autor del libro de investigación «Maten al hijo del Presidente». Poco tiempo después fallecería también en extrañas circunstancias quien fuera el ayudante de Luckow, el perito Félix Bonachera.

Otra de las múltiples muertes que resonaron fue la de Héctor Bassino, comisario general de la Policía Bonaerense que se desempeñaba como jefe de la Dirección Aérea de la Fuerza. Cercano al jefe policial de ese entonces, Pedro Klodczyk, fue uno de los primeros en revisar el Bell de Carlos Junior y se decía que sabía mucho más de lo que había declarado sobre el caso.

Se retiró en septiembre de 1996 y menos de un año después, a sus 53 anos, fue asesinado de dos balazos en la cabeza por dos sujetos a bordo de una moto, en lo que habría sido un intento de robo en la localidad de Bernal. El ex comisario se fue de la fuerza en el mismo momento en que se retiró Klodczyk y en el instante de su muerte estaba a bordo de un Peugeot 205 en la calle Cerrito, entre Comodoro Rivadavia y Dardo Rocha.

Antes de eso, un preso llamado Hugo Sánchez Trotta, que cumplía 6 años de prisión por robo, ofreció información al juzgado y le envió cartas al Presidente Menem y a Zulema Yoma afirmando que tenía información sobre algunos detalles del fallecimiento de su hijo. Pero salió de la cárcel antes de brindarla y murió acribillado por la Policía el 16 de diciembre de 1996, mientras huía por un maizal en un hecho definido como «atentado y resistencia a la autoridad seguida de muerte».

Pericias en el helicóptero de Carlos Menem Junior.

Su compañero de celda aseguró que éste sólo tenía recortes de prensa y algunas hipótesis. Aparentemente, Sánchez Trotta sabría que un camionero se había llevado 33.000 dólares que supuestamente Menem hijo llevaba en un maletín.

Al no poder tomarle la declaración, el juez Villafuerte Rizzo entrevistó a su hermano, Antonio Emilio Sánchez Trotta, el 25 de febrero de 1997, quien testificó que lo poco que sabía era a través de su hermano fallecido y le había comentado que «a Carlitos lo mataron por que molestaba al narcotráfico y lo dejaron morir como a un perro”, según se desprende del libro de Sanz. Días después también fue asesinado de forma sospechosa.

Otra de las víctimas de un «supuesto intento de robo» fue Emilio Mancini, hermano del comandante de Gendarmería José Luis Mancini, quien realizó las pericias del helicóptero siniestrado. En 1997, el perito de la División Balística y Criminalística dio a conocer públicamente el documento que mostraba las conclusiones en las que los técnicos señalaron que el vehículo en el que viajaban Menem y Oltra tenía perforaciones y deformaciones causadas por impactos de bala.

Mancini había recibido amenazas contra su familia, y en julio de ese año su hermano Emilio fue abordado por tres personas en Lomas de Zamora, y aunque lo balearon no se llevaron ninguna de sus pertenencias. Uno de los disparos fue a la altura del cuello y la bala dio en la espina dorsal, lo dejó casi paralítico. Murió poco después, luego de ser operado en el Hospital Español.

Carlos Menem Junior: giro en la causa que investiga su muerte

Jorge Artoni, ex titular del Comité de provincias de la Secretaría de Seguridad, declaró que en el helicóptero no iban solo Menem y Oltra sino que además había una tercera persona. Ante el juez contó que el día que murió Carlos Jr., él estaba presente cuando su jefe, el exsecretario de Seguridad Andrés Antonietti recibió una llamada del jefe de la Secretaría de Inteligencia (SIDE), Hugo Anzorreguy, y le informó que en la aeronave iban el hijo del presidente y dos personas más.

No fue el único que declaró eso, ya que la exprimera dama y su hija, Zulemita Menem, hablaron de una mujer a bordo. Al timpo, Artoni recibió una balacera en la puerta de su casa, ubicada en la localidad bonaerense de Villa Ballester, San Martín. El hecho no provocó heridos, aunque igualmente el exfuncionario fue internado en la Fundación Favaloro, tras sufrir un fuerte shock nervioso.

Otros de los decesos poco claros que se sumaron a las especulaciones fue el del Dr. Pedro Martinez, un médico de San Nicolás que llegó inicialmente al siniestro ocurrido en Ramallo, donde tenía un consultorio. Fue asesinado a cuchilladas a los pocos meses. Además, un camionero llamado Hugo Bocolino también muriò de un disparo en la cara tras haber sido testigo involuntario del hecho.

Zulema Yoma a la salida del Congreso en 2014, donde estuvo presente en la testimonial que tomó el juez Villafuerte Ruzo por la muerte de su hijo.

Bocolino vivía cerca de Río Tercero, en Córdoba, y era chofer de la empresa Guareschi Transportes. Aquel 15 de marzo de 1997 había parado a cargar nafta en una estación de servicio y vio la caida del helicóptero. “Beatríz, ha ocurrido algo terrible. Tengo mucho miedo, ahora no puedo hablar, pero el viernes, cuando vuelva a casa hablamos”, le habia dicho en un llamado telefónico a su esposa, el cual fue el último ya que al otro día se conoció su muerte.

Asimismo, un hombre llamado Carlos Santander, que aseguró tener filmaciones del momento de la caída de la aeronave, fue asesinado días después de la revelación, durante un tiroteo. En lo que refiere a otras grabaciones, el agente de inteligencia Rodolfo Cortese, le acercó a Zulema Yoma y a su entonces abogado, Alejandro Vázquez, un cassette en el que se escuchaban los gritos de su hijo antes de impactar contra el maizal, también tuvo una muerte extraña y fue cremado sin autorización de su familia.

«Huevones, contesten, me disparan, me disparan«, habría gritado el joven automovilista. Pero la cinta jamás fue detectada porque Zulema dijo que el agente le pidió dinero a cambio de la misma y ella le pidió que volviera, sin embargo lo habrían matado a los pocos días y el audio desapareció.

FP / ds

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