El presidente Javier Milei tuvo este miércoles una jornada intensa en contra, según sus palabras, del “modelo de la decadencia”. Para ello apuntó a dos actores que considera los responsables de la desgracia en la que ha caído la Argentina: primero los políticos, y en segundo término, los piqueteros.
A los piqueteros les dedicó todo el peso de las fuerzas federales de seguridad que por momentos superaron al número de los manifestantes de izquierda que vieron se esfumaron los beneficiarios de los planes sociales que no asistieron a la protesta; eran en su mayoría militantes.
La primera movilización demostró que si a los intermediarios, esto es las organizaciones sociales, les sacan la posibilidad de dar de baja a los planes sociales, se quedan sin el principal elemento de presión para obligar a marchar a quienes reciben un subsidio. ¿Cómo harán para recuperar ese poder de falsa convocatoria si el Gobierno no se los repone?
Pero el anuncio por cadena nacional del Presidente, del decreto para la desregulación del Estado, terminó de trazar una línea entre quienes respaldan al Gobierno y quienes no. Se escucharon así, los primeros cacerolazos en la Ciudad, aunque tibios. La mayoría, por ahora, optó por el silencio que implica un apoyo tácito. Pero no un cheque en blanco.
Sin embargo hay dos cuestiones que se alinean con el decreto presidencial que deroga una serie de leyes y regímenes, y que a simple vista hace dudar a los juristas acerca de su carácter constitucional. Lo que deriva en una posible lluvia de amparos.
Gabinete. Milei y sus colaboradores. IG Milei«En muchos temas, obviamente, los afectados iniciarán planteos de inconstitucionalidad pero sinceramente no se perciben grandes disparates», asegura un funcionario judicial a Clarín. El dato es que el decretazo se veería beneficiado por la proximidad de la feria judicial de enero.
«Habilitar la feria para un caso en particular no es nada fácil, porque hay razonabilidad en general», indica la fuente, en sentido contrario.
El otro viento a favor es el de los tiempos del Congreso. Se sabe que el decreto tiene fuerza de ley hasta que el Poder Legislativo, a través de la comisión bicameral de Trámite Legislativo no diga lo contrario.
Cacerolazos. Contra los anuncios de Milei. Foto: Marcelo CarrollPara ello debe conformarse, reunirse y emitir dictamen. No es una tarea sencilla, habida cuenta de la atomización tanto de la Cámara de Diputados como del Senado, al punto que ni siquiera está acordado si las comisiones se distribuirán en función del espacio político o del sistema D’Hondt.
La apuesta de la Casa Rosada es aplicar de inmediato los cambios, para que su uso vuelva abstracto cualquier recurso para que todo vuelva a fojas cero. El temor es que el rechazo a la desregulación del Estado que plantea el oficialismo, se mezcle con los efectos del salto inflacionario y todo termine siendo un solo reclamo. Como los cacerolazos de anoche.