El caso del triple femicidio de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez continúa sumando elementos que complican aún más la situación judicial de los implicados, especialmente de Víctor Lázaro Sotacuro, alias “El Chato”.
La investigación avanzó con la incorporación de nuevas pruebas clave que sitúan a Sotacuro en un rol logístico fundamental para el desarrollo del crimen, y revelan entramados de amenazas, intentos de destrucción de pruebas y una red de complicidades que están siendo desentrañadas por la Justicia.
LOS AUDIOS QUE COMPLICAN A UNO DE LOS DETENIDOS POR EL TRIPLE FEMICIDIO
Uno de los avances más significativos fue dado a conocer por el periodista Ignacio González Prieto, quien reportó que Sotacuro alquilaba una cochera en el barrio Bajo Flores donde se guardaban vehículos usados en la ejecución del crimen.
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Víctor Lázaro Sotacuro, “El Chato”, vinculado con pruebas clave en el triple femicidio de Brenda, Morena y Lara
Foto: Policía Bonaerense
Esta pista es relevante porque apunta a que “El Chato” no solo participaba colaborando con la organización criminal, sino que también controlaba elementos clave para la logística del triple femicidio.
Según lo que la Justicia investiga, Sotacuro habría sido la persona encargada del traslado tanto de las víctimas como de los sicarios que cometieron los asesinatos. Este rol es crucial para entender la cadena operativa del crimen, que involucra desde la planificación hasta la ejecución. Los movimientos y la coordinación que requería el traslado de víctimas y agresores indican un nivel de complicidad importante de quienes manejaban la logística.
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Posteriormente a los hechos, la pareja de Sotacuro mantuvo una conversación con un vecino que fue anexada a la causa como prueba. En este audio se escucha cómo la mujer confiesa que “El Chato” cometió un grave error al hacer de remís al “Tarta”, uno de los sicarios.
“El ‘Chato’ se mandó una c… Le hizo de remís al ‘Tarta’ y se llevaron a las tres pibas que mataron”, habría señalado.
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Foto: Infobae
En el mismo mensaje intenta justificarlo diciendo: “Capaz él no sabía que las iban a matar”, planteando una posible defensa que podría argumentar ignorancia o desconocimiento sobre la intención criminal, aunque la Justicia aún evalúa este punto con precaución.
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Por otro lado, también se reconoció dentro de la causa que Sotacuro intentó borrar pruebas vinculadas al crimen. En uno de los mensajes que el acusado le envió a su pareja, se lee: “No te preocupes, ya prendí fuego la camioneta”.
Este acto de destrucción de evidencias agrava la situación procesal de Sotacuro, ya que confirma que tuvo conciencia de la gravedad de lo ocurrido y tomó medidas para eliminar rastros que lo vincularan al hecho.
LA FUGA Y CAPTURA DE VÍCTOR LÁZARO SOTACURO
El 26 de septiembre pasado, “El Chato” fue capturado en Villazón, Bolivia, luego de haber cruzado clandestinamente la frontera desde Jujuy. Su fuga fue detectada gracias a un mensaje que envió y que fue clave para su ubicación: “Tengo miedo y hambre. Ya crucé a Bolivia. No quería irme en colectivo”.
La respuesta de su pareja, intentando convencerlo de regresar a Argentina para no entregarse en Bolivia, refuerza la idea de una complicidad estrecha y permanente entre ambos. Finalmente, Sotacuro fue detenido en un hostel en Villazón y, al día siguiente, trasladado en avión hasta el aeropuerto internacional de Ezeiza, donde quedó a disposición de la Justicia argentina.
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Nuevas pruebas complican a “El Chato” por su rol logístico en el crimen
Foto: TN
Los responsables materiales del triple femicidio serían dos hombres peruanos de 39 y 45 años, quienes comparten apellido familiar y tienen antecedentes de haber salido del país en múltiples ocasiones. Según el expediente judicial, estos hombres habrían torturado y asesinado a las jóvenes en una vivienda ubicada en Florencio Varela. Testimonios y pruebas recogidas en la investigación aseguran que luego de cometer los crímenes, salieron “embarrados y manchados con sangre”, lo que confirma la brutalidad del hecho.
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Además, se desprende que estos sicarios habrían amenazado a Víctor Lázaro Sotacuro para que mantuviera silencio: “Que se calle la boca, porque si no vamos a ir por él”, figura en la causa. Esta amenaza muestra la vulnerabilidad de Sotacuro frente a ciertos actores dentro de la estructura criminal y destaca la tensión interna existente en el grupo que llevó adelante el femicidio.
LA FIGURA DEL AUTOR INTELECTUAL: PEQUEÑO J
La Justicia también tiene en la mira a Tony Janzen Valverde, alias “Pequeño J”, señalado como el autor intelectual del crimen. Se lo vincula directamente con la planificación y orden de la ejecución. Según investigaciones, Janzen Valverde se reunió con los sicarios en José C. Paz y posteriormente escapó hacia Bolivia, y luego hacia Perú, donde fue detenido.
Foto: AP
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La participación de “Pequeño J” como cabecilla o cerebro de la operación criminal muestra una organización detrás del triple femicidio, con roles definidos de cada involucrado, desde quienes planificaron hasta quienes ejecutaron y ocultaron el hecho.
Un aspecto clave en el avance de la causa es el análisis de la evidencia digital, especialmente los teléfonos celulares. La Justicia está revisando siete de los nueve celulares confiscados a los detenidos hasta el momento, con la expectativa de que surjan datos cruciales para determinar con precisión los roles y la responsabilidad de cada uno.
Los mensajes, ubicaciones y registros digitales que puedan obtenerse de estos dispositivos serán fundamentales para develar la red de complicidades y el grado de participación de cada implicado. Además, se busca confirmar detalles sobre la planificación, los movimientos, y posibles intimidaciones posteriores al crimen.
