«Tengan paciencia, estamos viviendo momentos de emergencia y administrando una quiebra». El ministro de Economía, Luis Caputo, y su equipo pidieron más tiempo ante la imposibilidad de avanzar en una unificación cambiaria o una baja de retenciones. Fue durante la reunión que mantuvieron el viernes pasado con la Sociedad Rural en el Ministerio de Economía. El intercambio fue bueno, según ambas partes, pero reveló el clima de ansiedad que genera el cepo cambiario.
En las últimas horas, las cerealeras salieron a pedir un dólar unificado, el levantamiento de restricciones y un cronograma para bajar las retenciones a la soja del 33% al 12% que rige para trigo y maíz. Un planteo difícil de digerir para el Gobierno en medio de la pérdida de reservas por los fuertes pagos de deuda y la tensión por US$ 10.500 millones de granos sin vender, según el cálculo de la analista Lorena D´Angelo.
«La baja de las retenciones las van a pasar para más adelante, probablemente no sea en 2025, no se puede seguir retrasando ese debate, tiene que haber un cronograma, vamos a perder una oportunidad política», dijo el titular de la cámara de exportadores y cerealeras (CIARA CEC), Gustavo Idígoras. Y destacó que la unificación cambiaria «eliminaría la especulación de un dólar más alto y generaría un nivel de liquidación mayor».
Con una inflación que en junio interrumpiría la senda declinante y podría subir hasta 5,8% y una brecha cambiaria superior al 50%, el Gobierno se resiste a una devaluación o unificación cambiaria que pueda acelerar los precios. Caputo está convencido de que la segunda corrida contra el dólar de la era Milei se generó por la expectativa de que luego de aprobada la Ley Bases se iba a levantar el cepo y se «malinterpretó» el anuncio de la «fase 2».
Los exportadores se enteraron ya hace más de un mes por boca de funcionarios de que la idea era primero reducir el Impuesto País, lo cual ya implica un «esfuerzo enorme»; segundo, el impuesto al cheque y, por último, las retenciones. Pero decidieron poner el grito en el cielo después de la aprobación de las reformas y el paquete fiscal, con el cual Caputo prometió compensar una futura baja de impuestos al sector privado.
Si bien en estos días crecieron rumores de medidas, como una baja de retenciones o una cobertura cambiaria a los exportadores al estilo de las letras del BCRA vinculadas al dólar oficial (LEDIV) que creó Sergio Massa, el ministro sostiene que cualquier alivio está supeditado al superávit fiscal, algo que en junio podría complicarse por la fuerte caída de la recaudación debido a la recesión, lo que hace al gobierno más dependiente del Impuesto PAIS.
En ese marco, el Presidente dijo este martes que deben cumplirse «tres condiciones de conjunto» cuando el periodista Lucas Morando le preguntó si iba a levantar el cepo en los próximos 90 días: además de terminar con la deuda del banco central y los seguros de recompra de bonos (puts), Milei sumó la convergencia de la inflación con la de devaluación «en un entorno cercano a cero mensual», un criterio generó más dudas entre los economistas.
«Hasta ahora las condiciones eran resolver todo el tema que se resolvió con Bopreal de deudas con importaciones y dividendos, después los pasivos remunerados y puts, y el tema de las reservas, y ahora parece uno nuevo que es la convergencia de tasa de inflación y devaluación, lo cual puede llevar varios meses más«, señaló el exsecretario de Finanzas y director de Econviews, Miguel Kiguel.
Como ya lo explicó el equipo económico en Wall Street y Washington, la secuencia es la inversa a la que implementó Federico Sturzenegger en 2015, cuando dispuso una rápida salida del cepo. El nuevo ministro de Desregulación podría intervenir de nuevo en esa discusión: entre sus atribuciones tendrá la de disminuir regulaciones y controles, bajar costos del sector privado y revisar esquemas tributarios, exenciones impositivas y regímenes especiales.
La política cambiaria despertó inquietud en el exterior desde antes de la conferencia del 28 de junio, en la que el ministro y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, decidieron mantener el esquema vigente, sin plazos para salir del cepo. En varios informes, los principales bancos de inversión globales, como Barclays y Jefferies, alertaron por la pérdida de reservas por usar el dólar como ancla inflacionaria y la necesidad de un «ajuste de rumbo».
Hace dos semanas asomó otra señal de impaciencia en las reuniones que mantuvieron por separado los gerentes financieros de varias compañías que invierten en el país con más de una veintena de representantes de fondos de inversión en Nueva York. Según pudo saber Clarín, los inversores extranjeros se mostraron expectantes por una salida en forma «acelerada» del cepo, la reglamentación de la Ley Bases y una hoja de ruta.