El pasado 10 de enero, Disney+ sumó a su catálogo «Goosebumps: la desaparición», con David Schwimmer como protagonista. Esta serie deriva de las historias homónimas contadas por Stine. En los años 90 se creó una tira de varias temporadas que lanzaba una historia cada semana. Sin embargo, ahora, Goosebumps resurgió en su formato original, pero con una temporada entera solamente para contar este fragmento en el que una desaparición pone en jaque a una familia.
Sobre «Goosebumps: la desaparición» y su nuevo formato, David Schwimmer contó: «Se trata de una nueva interpretación de los libros. Hay tanto que extraer de esos, creo, 204 libros tan queridos. Y como se desarrolla a lo largo de ocho episodios, se llega a invertir realmente en los personajes y las relaciones de una manera que creo que realmente vale la pena en términos de la línea emocional… (estás) viendo cómo se desarrollan todos estos personajes y relaciones”.
Además, su sinopsis, señala: ‘Goosebumps: la desaparición’ comienza cuando los gemelos Cece (Jayden Bartels) y Devin (Sam McCarthy) son enviados a pasar un verano en Gravesend, Brooklyn, con su padre divorciado (Schwimmer.) No pasa mucho tiempo antes de que los adolescentes y algunos de sus amigos se vean enredados en el misterio de cuatro jóvenes que desaparecieron en 1994. Y así comienza lo que es una temporada de ocho episodios que marcan la diferencia y se enfocan, justamente, en el pasado de la familia Brewer.
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David Schwimmer: el punto que le da la inflexión a la serie
¡Qué maravilla cuando un actor es versátil! Y definitivamente David Schwimmer lo es. Puede pasar de ser el eterno Ross de «Friends» como también salirse completamente de ese tipo de personajes. Esta serie es, justamente, el ejemplo. Su primera aparición en pantalla es como ese padre perdedor, obsesionado con sus plantas y bastante distraído. Es ahí donde la adaptación encuentra su mayor brillo porque el actor logra una interpretación que se mueve con gracia entre el terror, el drama y la comedia. Con su historia hizo la diferencia y hasta la convirtió en la más atractiva e intrigante. Es que, más allá del drama y del terror, su personaje se siente como un alivio cómico necesario.
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La puesta en escena: ¿fue necesaria o exagerada?
Si hay algo que resulta difícil a la hora de plantear una serie de terror, es el hecho de darle credibilidad con lo que respecta a sus escenografías. Y, sin dudas, si hay algo que tiene «Goosebumps: la desaparición» es una estética que se aleja del realismo para reflejar la esencia de los cuentos originales. Esta decisión, a pesar de que a veces parece exagerada, es uno de sus mayores aciertos, al igual que los efectos especiales que marcan el tono escalofriante desde el primer episodio.
El acierto de la trama: la combinación con David Schwimmer
Uno de los errores garrafales que encuentro no solamente en esta serie, sino en todas es el abuso que se le da a las subtramas adolescentes que pueden surgir como triángulos amorosos y desconfianzas plenas de la edad. Y, definitivamente, «Goosebumps» también cuenta con ello. Pero, lo cierto es que no desvaría en esto ni tampoco se aleja de la estructura principal para darle prioridad a algo que solamente tiene que permanecer como secundario. Y, en parte, gran parte del trabajo lo hace Schwimmer siendo, sin lugar a dudas, el mejor de la serie.
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