Tras reimplementar una medida que restringe la compra de los dólares financieros para quienes accedieron al tipo de cambio oficial, el Gobierno de Javier Milei enfrenta un nuevo desafío: la brecha cambiaria trepó a 10% y diversos analistas alertan que, de mantenerse a lo largo del tiempo o incrementarse, tendría un efecto negativo en la economía real.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) dispuso el viernes pasado volver a aplicar la restricción cruzada para personas físicas: quienes accedan al oficial no podrán operar en el contado con liquidación (CCL) ni en el MEP, en $1.496 y $1.454 respectivamente, durante los 90 días posteriores. En la práctica, esto significa que cualquier particular que compre divisas en el mercado oficial deberá esperar tres meses antes de invertir en activos dolarizados en los mercados financieros locales.
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Caputo apuesta a mayor cepo y brecha cambiaria
Hasta ahora, los individuos podían aprovechar la diferencia de cotizaciones mediante un circuito de arbitraje: compraban al oficial, vendían a través de un bono en el segmento financiero y con los pesos obtenidos regresaban al mercado oficial. Esa operatoria les permitía achicar la distancia entre ambas cotizaciones.
La limitación ya estaba vigente para compañías y, días atrás, había sido reinstaurada para ejecutivos y socios de entidades financieras. Ahora se extiende al resto de los particulares. Se trata de un refuerzo del cepo cambiario, que para las personas físicas se había flexibilizado en abril, pero que la entidad presidida por Santiago Bausili decidió endurecer nuevamente.
Con esta decisión, la autoridad monetaria pretende desalentar maniobras especulativas y darle mayor margen de maniobra al Tesoro para captar dólares en el mercado. Según datos oficiales, el Ministerio de Economía adquirió US$ 2.300 millones en las últimas ruedas gracias a la liquidación extraordinaria del agro por la eliminación temporal de las retenciones.
El costo de haber reimpuesto parte del cepo es que la diferencia entre los tipos de cambio se amplía, lo cual estimula el recurso al circuito paralelo o blue e incrementa la presión sobre la demanda minorista, aunque en menor escala.
Los efectos de la brecha sobre la economía
En diálogo con PERFIL, el economista de Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN), Federico Machado, explicó que la restricción cruzada «impide el arbitraje entre ambos mercados (comprar el oficial a menor precio y vender el paralelo a mayor precio) con lo cual genera que exista brecha, sobre todo por la sobredemanda que tiene el MEP, dadas las empresas que no pueden acceder al oficial».
«Las consecuencias son una mayor expectativa de devaluación a futuro (los agentes setean sus expectativas al mayor precio), distorsiones en el comercio (se adelantan importaciones y se posponen exportaciones) y una caída de la demanda de dinero, debido a que el peso pierde calidad como moneda», consignó Machado.
En tal sentido, Christian Buteler juzgó que es altamente probable que la nueva traba impuesta por el equipo económico haga crecer la disparidad entre los distintos segmentos del dólar. Al mismo tiempo, el analista financiero enumeró las contras de que exista un desfase en las cotizaciones.
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«Primero, daña la credibilidad del esquema cambiario. Además genera expectativas de devaluación futura. En el comercio exterior, el importador intenta adelantar todas las importaciones previendo que en algún momento esa brecha se va a cortar con una devaluación y el exportador hace lo contrario: demora lo máximo posible la liquidación para ver si puede encontrar un mejor valor para sus dólares», enumeró.
Y continuó: «Con brecha no hemos podido crecer en reservas ni mucho menos. También frena inversiones porque todo aquel que quiere invertir debería entrar por el oficial. Pero si sale, sabe que debe hacerlo a través de los financieros y la diferencia de cotización genera una pérdida».
Coincidió el director de Análisis Macroeconómico de Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina, al advertir que la brecha «complica a la economía» ya que «distorsiona incentivos (todos quieren arbitrar/lucrar con la brecha, más no invertir en economía real), complica la acumulación de reservas y, con cepo o brecha, es muy difícil crecer».
Brecha cambiaria y dicotomía
Por otra parte, un informe de Max Capital anticipa que la reinstauración de una parte del cepo cambiario abre una disyuntiva para la administración libertaria: «Deberá reinstaurar otras restricciones o bien avanzar hacia una flotación plena, levantando las limitaciones pendientes. Las restricciones cambiarias no vienen a medias. Eventualmente terminan por aplicarse por completo o se eliminan del todo».
«La nueva regulación limita el arbitraje entre mercados, permitiendo al Gobierno comprar dólares a un menor precio, con el costo evidente de una brecha cambiaria más amplia. El arbitraje en el mercado informal sigue abierto, y probablemente los individuos compren dólares en el mercado oficial y los vendan en el informal. El Gobierno podría intervenir en los dólares financieros para reducir la brecha y, por lo tanto, el incentivo a arbitrar en el mercado informal, lo cual solo podría limitarse mediante restricciones a las personas físicas», acota el reporte.
Por último, los expecialistas plantearon que aun en ese caso, los individuos buscarían arbitrar comprando bienes al tipo de cambio oficial, lo que pondría presión sobre las importaciones y obligaría a restringirlas de alguna manera, regresando al punto de partida. A su vez, esto haría que la inflación sea más alta y que «las aparentes ventajas de las restricciones se esfumaran, haciendo más explícitas sus ineficiencias y costos».
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