“Me cayó la ficha”, admite Emiliano Sillero (37) cuando explica qué lo motivó a escribir un posteo en Facebook donde narró parte del accidente que le cambió la vida. El último 26 de junio se cumplieron 14 años de ese sábado que pudo ser fatal y los recuerdos de todo lo que pasó lo llevaron a impulsar ese objetivo que, de alguna forma, ya realiza como instructor y profesor: ayudar a otros a inspirarse y salir adelante a través del deporte.
Emiliano es licenciado en Educación Física y profesor de judo. Fue instructor en diferentes gimnasios de la ciudad y hace un año abrió su propio centro de pilates. Ahora quiere contar a otros su experiencia para demostrar que a veces es posible salir adelante a pesar de las adversidades.
“Me gustaría poder mostrar un poquito, que la gente conozca, poder ayudar a otras personas porque está bueno también motivar a aquella gente que tiene algún problema o alguna lesión, ya sea en el deporte o en la vida diaria, y mostrarles que a través del movimiento también se puede”, dice a ADNSUR al contar su objetivo.
Criaban pollos pero un derrame los obligó a pensar opciones y ahora son los principales productores de hidroponia
UNA VIDA EN EL DEPORTE
Emiliano tiene 37 años, nació en Mendoza, pero a los 2 años sus padres lo trajeron a Comodoro y nunca más se fueron. Creció en la Loma, cerca del Gimnasio Municipal N° 1, el recinto deportivo que lo cobijó de chico y lo metió de lleno en el mundo del judo, su pasión. “Empecé de chiquito a ir a las clases de judo y me quedé toda la vida. Tenía 8 años. Era un pibe con mucha energía y un día mi mamá me dijo que tenía que comenzar algún deporte. Y como un amigo del barrio había empezado judo, empecé y nunca más dejé.”
A los 8 años, Emiliano comenzó a prácticar judo, la disciplina que lo apasiona. Foto: Archivo personal.
Después de 24 años cerró la histórica verdulería que estaba frente a la plaza San Martín
Emi es II Dan y asegura que la disciplina no solo lo formó «como persona, sino también como deportista”. Cuando estaba por terminar la secundaria, pensó en ser abogado. Sin embargo, el movimiento pudo más y, una vez que llegó el momento de la elección, decidió ingresar al Instituto Superior de Formación Docente 810 para hacer la carrera de profesor en Educación Física.
Ya en su primer año de formación, comenzó a desempeñarse como profesor de judo junto a Gilda Garnica, quien fue su profesora de judo en la parte de formación y su madrina en el instituto. Quería enseñar aquella disciplina en la que fue campeón argentino juvenil y que lo llevó por diferentes lugares del país.
La cosa iba bien. A Emi le gustaba lo que hacía, avanzaba en el instructorado y, de a poco, comenzaba a meterse en el mundo del deporte, hasta que ese sábado un auto cambió todo.
Después del viento, la marejada: el agua avanzó sobre la Ruta 3 y el Paseo Costero
«Estaba yendo a trabajar. Iba a un colegio para el programa “Argentina nuestra cancha», un programa nacional que realizaba unos talleres deportivos. Yo iba cruzando por Estados Unidos, casi Rivadavia y un auto me chocó. Cuando iba pasando lo veía lejos, pero se ve que venía rápido y cuando me di cuenta me impactó de lleno en el lado izquierdo”, recuerda.
Emi es II dan de Judo, a los 19 comenzó a dar clases y con 37 años compite en categoría Senior. Foto: Archivo personal.
UN ACCIDENTE QUE PUDO SER FATAL
Emi recuerda que intentó levantarse, pero se cayó; tenía el pie destrozado. Luego son todo flashes. “Me acuerdo de que me llevaban en ambulancia al Hospital Regional. Yo pensaba: ‘Es una quebradura, me colocan el yeso y me voy’, pero no sabía que me tenían que operar de urgencia. Recién cuando me desperté vi los tutores externos que me inmovilizaban el pie y me comentaron lo que había pasado”.
Adiós a un comercio que dejó su huella en Comodoro: después de 50 años cerró «La Calesita»
El judoca sufrió una fractura expuesta en el tobillo derecho y tuvo comprometida una arteria, entre otras lesiones. “Uno está acostumbrado a ser una persona activa; todavía estaba cursando el profesorado y lo primero que pensé fue: ‘¿por qué a mí?’. Fue complicado, había una arteria comprometida. Fue una operación de urgencia. Al despertar, me dijeron la gravedad de lo que había tenido. Me informaron que había que pasar las próximas horas con cuidado, que era lo más importante porque se podía infectar y había que amputar. Perdí mucha piel y tuve que regenerarla durante mucho tiempo”.
Durante 20 días, Emiliano estuvo internado en el Hospital Regional; luego, le dieron el alta ambulatoria y, una semana después, lo derivaron a Buenos Aires. Pero no fue tan sencillo como creía.
Es de Colombia y vende cerezas en la Patagonia: la historia del puesto ambulante que se encuentra entre Comodoro y Rada Tilly
“Siempre me acuerdo de que me dijeron que la operación que me habían hecho acá había sido excelente, por la gravedad y complejidad de la fractura y la arteria que se había cortado. Estaba el doctor Villarroel, acompañado por Petrolito y otro doctor. Pero también me acuerdo de que el especialista en Buenos Aires, lo primero que me dijo fue que, con suerte, iba a poder volver a caminar. Casi me mata; imagínate que yo pensaba: ‘bueno, me va a operar, voy a estar bien’, y me dice eso. Todavía me quedaba terminar el profesorado, quería seguir compitiendo; fue duro.”
Emi se concentró en que “iba a estar todo bien” y fue paso a paso. Reconoce que el apoyo de la familia, los amigos, fue fundamental; también la templanza y la enseñanza que, durante su vida, le inculcó el judo. Era tiempo de recuperarse, enfocarse y salir adelante. Y, por suerte, fue así. Aunque no fue fácil. Luego de 12 meses de rehabilitación, el judoca recibió el alta. Comenzó a hacer actividades y los dolores en el pie lo hicieron volver a la consulta: tenía una infección ósea que obligó a retirar tornillos y placas y tomar antibióticos durante seis meses.
Estudió en la escuela del barrio donde creció y, luego de 31 años, se jubiló como docente de primaria
Emi sigue compitiendo en categoría senior. Foto: Archivo personal.
VOLVER EL DEPORTE
Luego de casi dos años, Emi pudo volver al deporte. Retomó las clases de judo en el Gimnasio N° 1 y, por recomendación de Emiliano Manso, con quien hizo su rehabilitación, comenzó a dar clases como instructor en la sala de fitness de la CAI.
Es que a lo largo de su trayectoria, Emi ha tomado clases en diferentes gimnasios de Comodoro. Fue instructor de musculación en MegaSport Stadium y también enseñó judo en diferentes etapas de su vida, tanto con Garnica como con Marcelo Mamani. Sin embargo, hace dos años se volcó al pilates, aquella disciplina que conoció cuando hacía rehabilitación con Manso, y se metió de lleno en la práctica, el aprendizaje y la enseñanza. Incluso inauguró su propio centro: “Ono Pilates”.
Dolor en Comodoro por la muerte de una joven pediatra del Hospital Regional
“Comencé hace dos años; quería emprender. Empecé con el área de pesas hasta que tuve la posibilidad de adquirir estos equipos. Me parecía que era algo más requerido y me terminó enamorando, porque realmente se atiende a mucha gente con patologías, con problemas de columna. Entonces, está bueno porque, a través del movimiento, ayudás a las personas. Es una actividad muy segura y ganás muchísima flexibilidad.”
En la actualidad, Emi es intructor de pilates.
Por estos días, el judo sigue presente en su vida, pero ahora abocado al entrenamiento. En mayo, participó en el Campeonato Nacional Apertura que se realizó en Santiago del Estero. Compitió en la categoría senior, de hasta 66 kilos de peso, y fue «una linda experiencia; es una categoría muy competitiva».
Trabajaba en el petróleo, dejó todo por viajar y ahora montó en Km5 el primer carrito de pizza estilo napolitana con horno a leña
Hoy su lugar en el tatami está ahí y también como dirigente. Emi fue presidente de la Federación Chubutense de Judo y ahora es vicepresidenta de la asociación de Comodoro. El objetivo es claro: trabajar para recuperar la actividad. “El judo tuvo un pequeño bajón en la provincia y estamos trabajando para poder llevar a más atletas”.
«El judo no solo me formó como persona, sino también como deportista”, dice Emiliano.
Admite que “siempre están las ganas de luchar. Uno, cuando ve el tatami, quiere estar ahí arriba, luchar”, pero también quiere inspirar. “Es lo que quiero hacer: poder ayudar a otras personas por medio del movimiento, porque está bueno motivar a aquella gente que tiene algún problema o alguna lesión, ya sea en el deporte, en la vida diaria, mostrarle que a través del movimiento también se puede”.
Daniel Lee, el empresario que creó uno de los pubs más icónicos de la historia de Comodoro y construyó una marca de helados premium en Miami
“Yo, cuando estuve lesionado, lo primero que me di cuenta fue del valor del día, del valor de tener salud, de estar con tu familia, de poder ir a trabajar y de estudiar por tus propios medios. Hay gente que no puede. Yo, cuando estuve lesionado, estuve muchos meses sin poder caminar y es muy duro cuando sos una persona muy activa. Entonces, es súper valorable lo que tenemos, pero tenemos que disfrutarlo y saberlo”, dice el instructor que logró levantarse del golpe más grande de su vida.