Horacio Zeballos tiene 40 años. Disfruta a diario de una familia conformada por su mujer Sofía Menconi y sus dos hijos Emma y Fausto. Observa el recorrido de tintes históricos que construyó a lo largo de su carrera como doblista, discilpina a la que se dedica al cien por cien desde 2019.
Aquella decisión de abocarse de lleno al tenis por duplas le trajo acaso más dividendos de los que imaginaba: con los años, con las conquistas, con las proezas, se convirtió en el doblista más destacado de la historia del tenis argentino, incluso por encima de la leyenda Guillermo Vilas.
En su cabeza y en el fondo de sus emociones, sin embargo, nunca dejó de ser aquel chico soñador que se formó y que se entrenaba con su padre, también llamado Horacio, en las frías y ventosas mañanas del Edison Lawn Tenis de Mar del Plata. El talentoso doblista zurdo es, en pocas palabras, un pibe de 40. Y como pibe, claro, jamás dejará de perseguir objetivos. Ni siquiera luego de haber sido el número uno del mundo, privilegiado sitial que alcanzara en en mayo de la temporada pasada y que le provocara una «calesita de emociones».
«Quiero ser mejor tenista, esa es la motivación. No conformarse es fundamental: tranquilamente podría decir que ya voy a cumplir 40, que cada gira y cada viaje se me hacen más pesados, pero quiero seguir porque me gusta mucho la competencia. Me gusta mucho ganar», le confesaba en diciembre pasado a Página/12 el actual 11° del mundo, que se aseguró con esta actuación volver al top 10 del ranking ATP de dobles: el lunes próximo ocupará, al menos, el 7° puesto.
Y vaya si le gusta ganar. Este jueves volvió a festejar para alcanzar un nuevo logro hasta el momento inédito en su carrera: se clasificó para jugar por primera vez la final de Roland Garros, luego de haberse quedado con la espina en cuatro ocasiones (fue semifinalista en 2013, 2022, 2023 y 2024). Lo hizo junto con el español Marcel Granollers, su habitual compañero, luego de superar 6-7 (5), 6-3 y 6-4 al neerlandés Hugo Nys y al francés Edouard Roger Vasselin, en un partido que obligó a sobrevivir en momentos calientes a la dupla hispano-argentina.
«Lo viejo funciona», publicó el propio Zeballos en sus redes sociales, minutos después de la remontada en las semifinales que le garantizará jugar su primera final de Grand Slam en dos años. Será la cuarta de su carrera, en busca del gran broche de oro que persigue y que coronaría una trayectoria envidiable: conquistar su primer Major.
Dueño del indiscutible cetro del mejor doblista argentino de todas las épocas, Zeballos registra números que tocan el cielo: campeón 24 veces en el máximo circuito, ganó nueve Masters 1000 y escaló hasta la cima del escalafón internacional. Mantiene, no obstante, una deuda todavía sin saldar: ganar ese Grand Slam para coronar en todas las categorías. Con Granollers llegó a tres finales: US Open 2019, Wimbledon 2021 y Wimbledon 2023.
El tema no resulta ajeno en las conversaciones que habitan el seno más íntimo de la dupla. Zeballos lo dejó saber meses atrás: «Y… hemos empezado a hablar cada vez más, porque si hay algo que no suma es guardarse las negativas para adentro. Hay que hablarlo, ponerlo sobre la mesa, para poder naturalizarlo. Ganar un Grand Slam es un gran objetivo, no me da miedo decirlo, pero cuando me retire del tenis me iré tranquilo por haberlo dejado todo. Volver al número uno es otro objetivo; estar en ese lugar me hizo sentir muy orgulloso».
¿Qué le faltó, hasta ahora, para conquistar el sueño? Zeballos lo tiene claro: «Uno llega a una final en un gran nivel, con mucha confianza. En la última final de Wimbledon creo que ellos (NdR: el británico Neal Skupski y el neerlandés Wesley Koolhof) supieron soportar mejor la presión. Yo busqué jugar igual que en la primera ronda pero no lo pude concretar en la cancha. No supimos manejar la final; los rivales la jugaron de manera más natural. Si se escapan las chances en el partido se suma cada vez más presión. En una final todo pasa por la cabeza y por ver quién puede aguantar mejor esa batalla».
El pibe de 40 todavía vuela y ya se regaló una nueva oportunidad, la primera en las entrañas del Stade Roland Garros. Enfrente esperarán los británicos Neal Skupski y Joe Salisbury (8) o los estadounidenses Evan King y Christian Harrison (9). Pero ya habrá tiempo para analizar a los rivales del próximo sábado: ahora, para Zeballos, es momento de alimentar el gran anhelo.