La falta de efectividad que River arrastra desde el inicio de la temporada no solo obliga a Marcelo Gallardo a buscar soluciones para el ataque, sino también a expandir su repertorio de frases para definir el momento del equipo. Luego de ganarle a Ciudad de Bolívar por Copa Argentina, partido en el que River sólo convirtió dos goles entre siete remates al arco, el deté calificó la gran cantidad de oportunidades desperdiciadas como “falta de enjundia”. Un término que llegó para engrosar el inventario de frases entre las que ya se encuentran “falta de fiereza ofensiva”, “falta de creatividad para resolver”, “falta de conexión final” y el típico “hay que seguir aceitando”.
Marcelo Gallardo, entrenador de River.
Está claro: aunque gana, River no está encontrando precisión a la hora de definir y convierte poco con respecto a lo que genera. De los 4.7 tiros al arco que promedia por partido, sólo logró convertir 8 goles. Sin embargo, el big data de la docena de juegos que lleva en el año indica que la cadena errática del CARP no sólo depende de que delanteros la emboquen en el rectángulo de 7,32 x 2,44 metros. La falta de eficacia está en los chutes, pero también en lo que lo precede: los centros, el recurso de ataque que River utilizó el 32% de las veces que pisa el último tercio del campo de juego.
Haciendo un paneo general de los números de River en los partidos que jugó River (las 10 fechas del Apertura, la Supercopa Internacional y el debut de Copa Argentina), de las 819 veces que el CARP entró con pelota dominada al tercio final del campo de juego, 257 fueron a través de centros: eso significa que, en porcentajes, el 32% de los ataques de River se dan a través de pelotas aéreas.
River Plate y la falta de «fiereza ofensiva» que debe revertir. (Maxi Failla)
A pesar de la gran cantidad de centros, el margen se reduce al filtrar aquellos que llegaron al área de forma precisa, es decir, los que conectaron con un jugador de River en zona de promesas. Tuvo 290 toques dentro del área rival y 68 centros precisos: eso indica que, en lo que va de la temporada, el 24% de veces que un jugador de River tocó la pelota en el área rival fue a través de un centro.
El verdadero déficit de River en cuanto a los centros, que luego se ve reflejado en el faltante de definición y, por ende, de gol, radica al sumar el total de los centros que los jugadores ejecutan y terminan desperdiciados. De los 257 envíos al área que River acumula en el año, 189 no fueron aprovechados: eso, en porcentajes, indica que el 73.56% de centros terminan en la nada y sólo el 26.44% llegan a destino e impactan con la un jugador del CARP.
Lo dicen los números: el problema de efectividad de River no solo está vinculado a la falta de puntería de sus delanteros, sino también a la imprecisión en los centros, que constituyen una parte fundamental de su ataque. Si bien los números de posesión y llegadas al área resultan adecuados, la falta de precisión en el juego aéreo y la ineficacia en la resolución siguen siendo las asignaturas pendientes para Gallardo y su equipo, quienes deberán encontrar soluciones para mejorar en estos aspectos y así aumentar la efectividad ofensiva de cara al gran desafío que le espera por delante: el comienzo de la Copa Libertadores y, a posteriori, del Mundial de Clubes.
River Plate y la falta de «fiereza ofensiva» que debe revertir. (Marcelo Carroll)