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La inflación en el casino flotante

Está definitivamente claro que desde el mismo momento en que desembarcó en la Casa Rosada el gobierno libertario de Javier Milei apuntó todos los cañones al objetivo de frenar la inflación y frenarla rápido, cosa en la que ha avanzado hasta convertirla en su mayor activo político así se trate formalmente de un activo económico.

El punto, ahora, pasa por mantener los índices de precios a raya. Para el caso, un dato bien cercano consiste en evitar indicadores que desborden el 2,2% de enero del 2025, o sea, el registro más bajo desde junio de 2020. Lo mismo vale para el 84,5% acumulado entre enero 2024 y enero 2025, un aumento interanual sólo presentable si se lo contrasta con el 289% también interanual de abril del 2024.

La cuestión es que números mayores a éstos, sean mensuales o anuales, pueden ser considerados muestras de que los libertarios no la están pasando bien en la batalla contra la inflación. O que a Milei, Caputo y compañía se les empiezan a ir los precios de las manos.

Como quiera que hubiese sido, ya aparecen casos de esta especie o de una especie semejante en aumentos acumulados entre enero del 2024 y enero del 2025. Por ejemplo, el 223,5% del transporte público de pasajeros; el 387,4% que tocó en las tarifas de gas, electricidad y otros combustibles; el 141,9% de las prepagas o el 90,1% en leche y productos lácteos.

Todo tomado de las estadísticas del INDEC, variado y extendido a las capas sociales más diversas aunque con un impacto previsiblemente desparejo.

Resulta inevitable cruzar estos datos -costos de vida, finalmente- con otros de la misma fuente que miden ingresos laborales durante el período que va de diciembre de 2023 a diciembre de 2024. Ahí encontramos un incremento del 147,5% para los asalariados privados registrados, o sea, en blanco y regidos por negociaciones paritarias, y otro del 119,3% en la franja que corresponde a los empleados públicos también registrados.

Existen otras herramientas para describir los resultados de la competencia entre precios y salarios, pero aquí ya tenemos varios que contradicen el argumento oficial donde los sueldos vencen siempre a la inflación. Hay entre ellos un caso en el que la brecha suma 240 puntos porcentuales y otro donde llega a 104.

Ahora, un ejercicio bastante trajinado por analistas que acostumbran mantener la mira puesta sobre los datos oficiales del vecindario: anotan un muy moderado 0,11% en la inflación brasileña de enero 25 y otro también liviano del 4,5% en la interanual. Para Chile arrojan 1,1% y 4,9% respectivamente y en Paraguay, 1% y 3,8%.

Vale recordar, a cuento de este juego, qué dice el INDEC sobre la Argentina. Dice 2,2% en enero 2025 y 84,5% para los doce meses que van de enero 24 a enero 25; esto es, que aún desacelerando respecto de los indicadores inflacionarios más cercanos, quedamos altos para los estándares de la región.

Y como en este cuadro de equilibrio inestable nunca falta algún sacudón, el aumento de la carne empezó a levantar la vara que mide el costo de los alimentos. Algunas consultoras anotan un 3,5% promedio y proyectan entre 2,4 y 2,6% en el índice general de febrero: toquecito sobre el 2,2% de enero. Otras hablan de un promedio del 2,5%, y “acelerándose”.

Siempre en plan victorioso y vendedor, Milei ha proclamado: “El país está entrando en su mejor momento de los últimos 100 años”. Alguien debiera avisarle a los técnicos del INDEC lo que está pasando; se entiende, a los actuales y no a los dibujantes de Guillermo Moreno.

Por de pronto, lo que hay en oferta cuenta que la actividad industrial acumula 19 meses consecutivos barranca abajo, varios de ellos con derrapes que superan el 20%. De la misma serie, la construcción se anota con 12 meses y caídas que llegan al 26%. Y el comercio mayorista y minorista marca 13 seguidos también en rojo.

Para que se entienda mejor, los tres sectores sumados representan el 20% largo del PBI o la quinta parte de la economía, emplean cerca de 3 millones de trabajadores y constituyen, por lo tanto, una buena muestra del lugar en el que de verdad nos encontramos.

“El mundo quiere invertir en la Argentina”, ha dicho también el Presidente. Hablaba del uso de las criptomonedas para fondear emprendimientos de pequeñas y medianas empresas y de un proyecto que tan pronto como nació terminó embarrado en sospechas de corrupción y de coimas en el poder.

Demasiado ruido y no precisamente del más propicio para imaginar la lluvia de inversiones que de tanto en tanto menea Milei. Un dato bien concreto del INDEC dice que la inversión privada ha caído sin respiro entre enero y octubre de 2024: 23,8% en el primer trimestre; 29,3% en el segundo y 16,8% en el tercero.

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